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La mejor postura antiálgica

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jueves, 28 de octubre de 2010

BACK TO WORK.









Oh, no!!!!! Qué torpe. Resulta que me incorporo al trabajo el próximo martes, y soy lo suficientemente estúpido como para ponerme esta película de nuevo. Ya sabéis, el café sólo es para los que venden.
Me esfuerzo en disipar el mensaje de David Mamet, todo eso de la dignidad del ser humano frente al trabajo, y en centrarme en las excelentes actuaciones de estos monstruos. Con cuál me quedo?? Con el breve e intenso mazazo de Baldwin? Con la nirvánica interpretación de Jack Lemon? Con la oceánica demostración de Pacino? Spacey, Harris... Pero es que me gusta todo. Hasta el neón estropeado del restaurante chino. También me desasosiega, claro está.
La baja laboral ha sido de manual. Jodida al principio `por los dolores y todo eso, pero instructiva y relajada al final, con tiempo para el dolce far niente de la lectura, visionado y revisionado de cine.
But, always look at the bright side of life: aún me queda un largo e intenso fin de semana.
I only hope they give me good leads to close next tuesday, pals. Je je.




J.G. de B.

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Este inicio de NO VOLVERÉ A SER JOVEN siempre me ha sobrecogido, y me ha hecho enormemente atractiva la voz y profundidad de Jaime Gil de Biedma.
Cómo no, tuve que ver la película. Ya ni sé cuántos meses han pasado desde su estreno. Y aunque la disfruté y celebré en un primer momento, luego me fue quedando un poso incómodo hasta el punto de llegar a recordar algunas escenas como una caricatura ridícula de Jaime.
Volví pues a sus poemarios para restañar tanta imagen, y quedarme con la voz limpia y con el mensaje que siempre me había llegado de él. Su sensibilidad y compromiso.
La película claro que me aportó. Y muchó. Acercarse a este hombre, con sus múltiples vidas -la profesional, la literaria, la íntima- no ha debido ser tarea fácil. Pero al final había algo que me chirriaba, y tuve que volver a la lucidez de su negro sobre blanco.
Más tarde, recorriendo con la vista la mesa de novedades de la Librería de Deusto, me topé con EL ARGUMENTO DE LA OBRA, "Correspondencia de J. G. de B." en Ed. Lumen. Y en ello estoy.
Si a la del 27 se la llamaba  la Generación de los "amigos", qué decir entonces de todos estos hijos de la burguesía acomodada del franquismo, pseudo marxistas y opositores al stablishment de su tiempo sin embargo; amiguísimos también como se demuestra en esta correspondencia tan instructiva y reveladora. Todos ellos cumplidores con su obra y con las labores de sobre, papel, pluma y sello. Cartas cruzadas y abundantes entre el mentado y Carlos Barral, Juan Marsé (firme crítico a la película), Caballero Bonald, Jose Angel Valente, Angel González, Joan Ferraté, Paco Brines, Esther Tusquets, Pere Gimferrer, Castellet, María Zambrano...
Un botón:
A Joan Ferraté.

Barcelona 6 de abril de 1962.

"...a los 32 años uno no se hace ya muchas ilusiones acerca de su vocación, pero precisamente por eso mismo le gustaría poder vivir de ella. Mi gagnepain cada vez me aburre más -realmente trabajar es insoportable- y ya no puedo seguir haciendo por más tiempo de joven prometedor: tendría que convertirme en un up-and-coming executive y adquirir el gusto del poder y del dinero, y eso no me gusta y me asusta."

Resulta formidable sentirse un intruso que entra a hurtadillas en el estudio de Gil de B. y abre su bureau e irrumpe en sus secretos, en sus cartas, intimidades, revelaciones. Qué encuentro? Un gusto exquisito, una amistad desbocada, una dedicación absoluta a su vocación de vate, un sometimiento también a su labor profesional en Filipinas en la fábrica de Tabacos de la familia, un desgarro sentimental por su condición sexual en un tiempo de españoles pleistocénicos. Y literatura, mucha literatura. Encuentro sus fuentes, a veces difíciles de rastrear acudiendo sólo a sus poemas. Por lo que me está siendo muy enriquecedor saltar de sus cartas a sus versos y ver la tramoya desde la que se ha alzado la forma, el título, los temas, las dedicatorias...
...la lucidez. Otro botón. Acerca de Apología y Petición del que transcribo unos versos más abajo:

"...lo que sobre todo me interesaba en ese poema...era demostrarme a mí mismo...que sólo mediante un esquema formal enrevesado, y lo más gratuito posible, puede hoy un poeta español escribir un poema sobre España que no resulte absolutamente tonto, por la sencilla razón de que es imposible escribir sobre España un buen poema moderno...Créeme, jamás escribiré sobre España en verso suelto -¿Cómo pretender a la autenticidad y. a la vez, pretender que ignoro lo que el lector sabe muy bien que yo no ignoro?"

Contemplo sus viajes, sus estancias en U.K. en París, el dominio del inglés y del francés que le abren de par en par las puertas a su adorado Baudelaire, a Mallarmé, a Eliot y a Auden. Pero también su afán y admiración por el Cántico de Jorgue Guillén. Y luego, cómo aborda la renovación pisando recio en la tradición, en Espronceda por ejemplo, su permeabilidad con Góngora o con la métrica medieval española para crear, dado el caso, las sextinas de APOLOGÍA Y PETICIÓN (ecos de Paco Ibañez entre las sienes, cierto?):

De todas las historias de la historia
sin duda la más triste es la de España
porque termina mal,...


Leer este libro y volver a sus poemas me ha resultado excitante durante mis días pasados de hospitalización.
Cierro con



DE VITA BEATA

En un viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y una hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia



viernes, 22 de octubre de 2010

MIS GUITARRAS: PAT METHENY

Como oro en paño: Secret Story, Still Life (talking), We Live Here. He ido a verlo un par de veces a Vitoria, una con Charlie Haden, y otra con Joe Lovano, pero confieso que mi sueño siempre ha sido asistir al inicio de un Secret Story Tour para levitar con las primeras notas de Above the Treetops.
Cada vez que oigo este tema ALWAYS AND FOREVER me pongo una camiseta a rayas y me desmadejo el pelo, miro a mi pobre y huérfana guitarra arrinconada y apago las luces para dejar que surjan las escarpias de los poros. Tras casi dos minutos y medio de preludio llega la melodía.

lunes, 18 de octubre de 2010

NIEVES URIBE


La vi hace más o menos cuatro meses, esperando el verde de un semáforo en Urquijo con Bertendona. Estuve tentado de abordarla, pero mi carácter reservado obliga a determinados sacrificios de los que siempre acaba uno arrepintiéndose. No sé por tanto si aquella fue la última oportunidad que me brindara el destino para contactar con ella. Llevaba puesto un elegante vestido rojo, y anudado al cuello un bello pañuelo con motivos en verde y dorado. No me fue difícil reconocerla a pesar de las tres décadas que habían erosionado ligeramente sus facciones sin interesarle los ojos ni la mirada viva que de ellos brotaba.


La recordé entrando en el aula con su treintena recién cumplida. Era el año 1982, y el curso 2º de BUP. Arrinconaba de vez en cuando al Arcipreste de Hita contra las cuerdas del libro de texto y no lo dejaba salir hasta los deberes de casa. Escondía a Don Juan Manuel tras la pizarra o le tapaba al juglar del Cid la boca con cintamericana y lo ataba a la silla para que no interrumpiera la clase. Y una vez despejado el campo, sacaba los periódicos primero, con sus suplementos literarios, sus fotos en blanco y negro de García Márquez, de los ojos  un poco sartrianos de Cortázar, y cómo no, de su enamorado, Mario Vargas Llosa. Nos hacía pasar los diarios de mesa en mesa para que viéramos los egregios rostros de los que habrían brotado las suculentas historias y los vivísimos estilos que luego pasaríamos a leer. Tras los diarios, los libros. Cien años de soledad, la recientemente publicada en aquel mismo año Diario de un Naufrago, los Cronopios y las Famas, las Instrucciones, las Ocupaciones tan divertidas, empiecen por eso muchachos, ustedes que no son de leer novelas gordas todavía. Los cachorros, Los jefes. Aún escucho su voz apasionada haciéndonos ver cómo el inicio de la historia de Pichula Cuéllar era un caleidoscopio de voces, de conjugaciones que hacían del narrador un explosivo cohete que llenaba la página de mil colores.

No sé el resto de la clase, pero mi compañero de pupitre Jose Miguel Pérez -del que no recuerdo ya sino el nombre y su agilidad en la cancha de baloncesto a pesar de las espaldas de estibador que se gastaba- y un servidor, nos dejamos llevar por la senda que nos abría la profesora, y nos leímos ávidos y divertidos mucho de aquél Cortázar y algo de Vargas Llosa.

Nieves Uribe entraba en clase y daba la sensación de que no sólo entre aquellas paredes, sino en su vida extramuros, nada que no fuera la literatura pareciera importarle. Y así nos transmitió el amor por las letras y por el juego de las letras.

Me pregunto cómo habrá reaccionado al pasar las últimas páginas en sus lecturas de La Fiesta del Chivo, o de las Travesuras de la Niña Mala. No puedo sino imaginarme su rostro desencajado de alegría cuando recibiera el premio Nobel. Cuando lo recibió “ella” quiero decir. Porque estoy seguro de que lo encajó en primera persona, como cada uno de los miles de lectores que Varguitas va sembrando desde La Ciudad y Los Perros. Esa carita ya arrugadita de doña Nieves, con sus patitas de gallo y su cabello laqueado, con sus manitas arrugadas pero capaz toda ella de transmitir el amor aquél por don Mario impreso en blanco y negro en los diarios de 1982.

La próxima vez que la vea, le entro.
Palabra.

viernes, 15 de octubre de 2010

EL PASADO



No me imaginaba a Rímini con los rasgos de Gael G. B. Lo cierto es que las caras de los personajes, por mucho esfuerzo que haga el autor casi siempre flotan borrosas al contrario que sus almas.
 Recuerdo la novela con muchísimos detalles que obviamente aquí se adaptan y eliminan. Todo el libro, con el fluir de la conciencia de Rímini, está preñado de la voz que aquí falta, pero el cine es el Cine. Y desde luego a mí me ha gustado revisitar este amor vampiro de Sofia; volver a entrar al club Adela H. con sus Mujeres que Aman Demasiado; y ver, pero esta vez con la apuesta en imágenes de Héctor Babenco, el desesperado nado a contraconriente de Rímini para evitar lo inevitable. No sé si le agradecí a Angeline, allá por 2005, la recomendación de la novela. Siempre obligado.




miércoles, 13 de octubre de 2010

VARGUITAS. YA DESDE HACE TANTO TIEMPO



Tras el entrañable y emocionante PIEDRA DE TOQUE del domingo, decidí otorgarle mi propio homenaje al flamante y merecido NOBEL. Desempolvé casi al azar cualquiera de los volúmenes que no abría desde hacía años. La Tía Julia y el Escribidor. He leído la primera mitad en el hospital de Basurto, ingresado como he estado por temas de taller. Carburadores que no queman.
Ya cuando lo compré era de segunda mano, y me costó 150 pts. El año también figura. 1983. O sea, lo leí a los 17. Ahí va el compromiso que consigo mismo pactó el bueno de Mario desde casi los albores de su carrera: no dedicarse a nada que no fueran las letras.
Mediado el capítulo 11:

...¿Cómo se podía ser, de un lado, una parodia de escritor y, al mismo tiempo, el único que, por tiempo consagrado a su oficio y obra realizada, merecía ese nombre en el Perú? ¿Acaso eran escritores esos políticos, esos abogados, esos pedagogos, que detentaban el título de poetas, novelistas, dramaturgos, porque, en breves paréntesis de  vidas consagradas en sus cuatro quintas partes a actividades ajenas a la literatura, habían producido una plaquette de versos o una estreñida colección de cuentos? ¿Por qué esos personajes que se servían de la literatura como adorno o pretexto iban a ser más escritores que Pedro Camacho, quien sólo vivía para escribir? ¿Porque ellos habían leído (o, al menos, sabían que deberían haber leído) a Proust, a Faulkner, a Joyce, y Pedro Camacho era poco más que un analfabeto? Cuando pensaba en estas cosas sentía tristeza y angustia. Cada vez me resultaba más evidente que lo único que quería ser en la vida era escritor y cada vez, también, me convencía más que la única manera de serlo era entregándose a la literatura en cuerpo y alma. No quería de ningún modo ser un escritor a medias y a poquitos, sino uno de verdad, cómo ¿quién? Lo más cercano a ese escritor completo, obsesionado y apasionado por su vocación...

Por cierto, sólo recordar que Julia Urquidi murío este mismo año, el 10 de marzo, a los 84 años de edad.
Seguro que era tan trepante como Sofía Vergara.

Y para que el homenaje se corone como se merece, aquí el enlace a la fiesta que le hacen en el País, -cómo no, por otra parte-.
http://www.elpais.com/especial/mario-vargas-llosa/