Todo se acabó para empezar de nuevo.
Te acuerdas aunque ya
no existes como existen
las aceras o los frutos espinosos de lo plátanos
de tus primeros días
mirándote al espejo y preguntándote
hasta dónde llegarías.
Te acuerdas en mi mente dentro de mi cabeza
porque tú ya no existes a la manera de existir de
las piedras o de las
estelas de los aviones
de tus muecas frente al espejo
mascando siempre el mismo
chicle mentolado
enamorándote de ti al
son de
I can´t get no satisfaction
mientras nos preguntas
hasta dónde llegarías.
Te tengo que inventar como a una isla nueva porque ya no me
existes
para recrearte mirando al mar
o corriendo entre las encinas de Alcudia
preguntándote mientras te enfangas de sol y mies
dónde hollarías finalmente tu tacón bajo si en Nueva york
o en Efeso o en Copenhague o en Almadén.
Dónde posarías las manos de harina puras
De no haber tocado megabytes o de no haber
sufrido aún
Los cuchillos del desprecio.
Desde dentro de mí ahora que no existes me colonizas
Como la luz de Betelgeuse calándome
suave por
la noche y por los días
y te harás un ovillo lo sé
ahí dentro de mi pecho o de mi cabeza
como la luz que viene
de Orión.
Inopinadamente
has elegido los rincones oscuros y profundos de mi bazo o de mi
hipotálamo
gritando que nadie te entiende
impostando una locura
de bacante
mientras arrojas tus gafas de sol Ray Ban
al fondo hediondo de las albercas.
impostando una locura
de bacante
mientras arrojas tus gafas de sol Ray Ban
al fondo hediondo de las albercas.
Y hasta ahí has llegado
refugiándote en unas gafas de sol de repuesto Gucci
como la hija de Bette Davies que siempre has sido
y anhelando vulnerable en tu ovillo
refugiándote en unas gafas de sol de repuesto Gucci
como la hija de Bette Davies que siempre has sido
y anhelando vulnerable en tu ovillo
una voz que te envuelva como sólo
un padre sabría hacerlo.
Hemos llegado.