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La mejor postura antiálgica

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domingo, 23 de marzo de 2014

PUSH THE SKY AWAY

Posiblemente el mejor disco del año pasado junto con The Raven... Y sigo escuchándolo once again and once again.. Gorgeous.
Y este Blues del Boson de Higgs, tan hipnótico. Creciente. Escuchémoslo en bucle todo el santo día.
Once again.
Once again




JUAN MADRID





Juan Madrid. Llega a mis manos desde una librería de viejo improvisada en una pared triste de uno de esos establecimientos que brotan como hongos en estos tiempos de crisis. Los objetos de segunda mano se hacinan en su fealdad  sin fondo, clasificados arbitrariamente en ese loft-purgatorio de sucia luz donde te mueves con miedo de rozar una vajilla opaca de mil potajes, un dudoso equipo de alta fideledad o o una figura de Lladró más falsa que la boda en la que alguien se deshizo al fin de ella.
Siempre había querido leer a Juan Madrid, y desde 1980, año de su primera novela, se me estaba ya cuajando la leche. Y aquí está pues, Toni Romano. Al fin. Recorro sus hojas y le veo la cara ajada al ex policía, las cicatrices de las manos, y el primer esbozo de un espíritu vapuleado por la vida que se irá concretando y  desenvolviendo en las siguientes novelas de la serie.
La novela de Juan Madrid es honesta. Describe el tiempo en que fue escrita pasando de cerca el espejo por los años de la transición. Describiendo la sombra que iba dejando la muerte del miserable General, donde el cambio de poderes fue tan sólo nominal, donde al fascismo le costaba cambiar aún la camisa azul por la corbata corporativa de los ministerios.
Juan da la voz a Toni Romano y al resto del elenco con el que actúa. Se esconde el narrador tras la acción trepidante de los delincuentes. Cede el protagonismo de la tercera persona  a la queja del pobre y del hambriento de justicia en un Madrid dominado por un nuevo modo de dictadura: la corrupción que se extiende como la gasolina inflamable hasta hoy día, el trapicheo urbanístico, la génesis de la burbuja inmobiliaria en manos de la burguesía franquista que sigue girando y girando por la ladera del siglo  XXI, aunque se forjara, como J.M. apunta, en la década del 75 al 85.
Y como no hay burbuja que no acabe reventando, aquí estamos todos ahora, acabándonos y reinventándonos y llorando mientras nos levantamos y señalamos las camisas sucias de azul de los Blesa, los Aznar, los Rato...
Una novela que no te deja polvo antiguo en el paladar porque no fue impostada ni mentirosa con su tiempo. Al igual que las novelas de Baroja se pueden seguir leyendo aunque los tiempos hayan cambiado esos mismos escenarios de Madrid la ciudad.
Juan Madrid no se identifica con Delibes ni con Cela, y vuelve a recuperar en Baroja, y hasta en Valle Inclán las herramientas que necesita para el oficio. Para él sí que hay una Transición Literaria honesta en aquellos años de cambio. Establece una ruptura con la literatura inmediatamente anterior porque no se reconoce en ella y porque no le sirve para describir lo que está viendo en su barrio de Malasaña, y en todo Madrid. No encuentra un padre que le dicte el estilo que ha de seguir, y se lanza hacia una especie de novela social tintada de negro. Del negro de Dashiel Hammet o Raymond Chandler. Una novela rápida, tansgresora, emocionante que denuncia desde la ficción la injusticia de un tiempo histórico, cruel y demoledor con el hombre indefenso de la ciudad. 
Mendoza o Montalbán cabalgan con él y le superan quizás. Pero Un beso de Amigo promete  mucho: la certeza de una voz propia y la construcción de un peronaje, Antonio Carpintero, que se convertirá en un entretenido y afilado bisturí con el que este novelista de izquierdas denunciará la injusticias de los poderosos en un tiempo que nos han hecho creer "democrático".

 

martes, 18 de marzo de 2014




Hoy alguien me ha regalado a primera hora de la mañana una bolsa negra de "YogurTea". Una bolsita negra elegante y aparentemente hermetizada para prevenir su contenido de la luz y del aire exterior. Sin embargo, durante todo el día su fragancia suave y dulzona ha inundado el espacio de mi coche.
Me has alegrado la mañana, le he dicho.
Pues sí que necesitas tú mucho para que te alegren el día...
Cualquier cosa que se salga de la agenda y la someta a lo gratamente inesperado.
Parece ser que soy el único de la oficina al que le gusta el té. Los que gustan de infusiones, sólo toman Rooibos. Así que he debido ser por eliminación el afortunado que ha recibido la reluciente y acharolada en negro bolsita de YogurTea. Una preciosa bolsa de té diseñada como para un regalo. Un regalo con el que alguien obsequió a alguien sin tener muy en cuenta los delicados equilibrios de los gustos y aficiones que acaban por definirnos a las personas.
Eres la música que escuchas.
Eres el cine que ves.
Eres lo que comes.
Eres el té que tomas.
El obsequio ha pasado, pues, con éxito la prueba de ambientador de aire para automóviles.
Veremos si esta noche, cuando escancie el conveniente agua hirviente sobre la taza, se cumple o no la promesa de placer palatino.


viernes, 14 de marzo de 2014

TRUE DETECTIVES







Acabo de terminar de ver esta maravilla de película dividida en ocho tomos. Puro goce visual e intelectual. Donde Harrelson da la réplica a M.M; donde el el paisaje de Lousiana da la réplica a M.M; donde el director y el guionista trabajan a destajo para que M.M. se convierta en uno de los actores más densos del momento. La trama es casi un pretexto para que se nos cuente la relación entre dos hombres a lo largo de los años. Uno de ellos cree conocerse a sí mismo, mientras que el otro sabe perfectamente que no se conoce. Las clases de filosofía brotan de los labios de Rust Cohle. La música condimenta magistralmente el ambiente cerrado del sur de los Estados Unidos. De nuevo HBO rescata el espíritu básico del cine con mayúsculas.


domingo, 9 de marzo de 2014

LEOPOLDO MARIA PANERO





En esta casa algunos poetas son más de unos que de otros, igual que ciertas películas, discos, platos... Y así, LMP es más de Iciar que de nadie más en esta casa. En esta casa LMP ha entrado siempre de su mano. Iciar nos inundó con las imágenes de El desencanto de Chavarri, y nos estremeció con las páginas de El Contorno del Abismo, de Benito Fenández; y hasta creo que paseamos por las calles de Astorga porque Iciar buscaba reconstruir los pasos del poeta por el pueblo decadente de las imágenes en blanco y negro de aquel film.
A Iciar le duele la muerte de LMP lo mismo que le dolía su vida.  Entra en Ekoizle con la cabeza gacha un poco destrozada por la pena, y escribe...

"Sólo un recuerdo en voz alta a la persona de Leopoldo M. Panero.
Admiro tu sensibilidad y por tanto tu valentía.
Admiro tu sabiduría y por tanto tu razón.
Admiro tu cordura y por tanto tu locura.
He visto cómo el abismo al que te asomabas, demasiado pronto, acabó mirándote;
y compartí contigo, durante segundos, esa visión.
Tú eres más real que la propia vida"

(Una vez estuvimos juntos,  Leopoldo. Fue en la Facultad de Filosofía de Donosti, yo sí te vi)


Poema El Circo de Leopoldo Maria Panero

Sábado, septiembre 23rd, 2006


Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma
lanzando gritos y bromeando acerca de la vida:
y no sé sus nombres. Y en mi alma vacía escucho siempre
cómo se balancean los trapecios. Dos
atletas saltan de un lado a otro de mi alma
contentos de que esté tan vacía.
Y oigo
oigo en el espacio sonidos
una y otra vez el chirriar de los trapecios
una y otra vez.
Una mujer sin rostro canta de pie sobre mi alma,
una mujer sin rostro sobre mi alma en el suelo,
mi alma, mi alma: y repito esa palabra
no sé si como un niño llamando a su madre a la luz,
en confusos sonidos y con llantos, o bien simplemente
para hacer ver que no tiene sentido.
Mi alma. Mi alma
es como tierra dura que pisotean sin verla
caballos y carrozas y pies, y seres
que no existen y de cuyos ojos
mana mi sangre hoy, ayer, mañana. Seres
sin cabeza cantarán sobre mi tumba
una canción incomprensible.
Y se repartirán los huesos de mi alma.
Mi alma. Mi
hermano muerto fuma un cigarrillo junto a mí.



sábado, 1 de marzo de 2014

LA COCINERA DE HIMMLER






La cocinera de Himmler
Franz-Olivier Gierbert
Traducción de Juan Carlos Durán Romero

Vivid si me creéis, no aguardéis a mañana.

Coged desde hoy las rosas de la vida
                                                     RONSARD.


"El instituto holandés Clingendael, especializado en relaciones internacionales, calcula que se eleva a 231 millones el número de muertos  provocados por conflictos, guerras y genocidios de este siglo XX que no paró de rebasar todos los límites de lo abyecto.
¿Qué especie animal es capaz de asesinar hasta ese punto, con tanta ferocidad? En todo caso, ni los monos ni los cerdos, nuestros parientes más cercanos, y menos aún los delfines ni los elefantes. Hasta las hormigas son más humanas que nosotros.
En el siglo XX tuvo lugar el exterminio de los judíos, el de los armenios, el de los tutsis. Sin mencionar las matanzas de comunistas, anticomunistas, fascistas y antifascistas. Se sucedieron las hambrunas políticas en la Unión Soviética, en la China Popular o en Corea del Norte, que diezmaron a una población supuestamente rebelde. Los sesenta o setenta miloones de víctimas de la II Guerra Mundial, provocada por Adolf Hitler, quien inventó la industrialización de las masacres. A todo ello hay que añadir el resto de infamias, como las del Congo Belga, Biafra o Camboya.
En el palmarés del horror, Hitler, Stalin y Mao figuran en los primeros puestos, con decenas de millones de muertos en su haber. Gracias a la complicidad de sus aduladores, intelectuales o políticos, pudieron aplacar su sed de sangre y ejecutar con todas sus ganas tantos sacrificios sobre el altar de su vanidad.
La felicidad no se regala: se fabrica, se inventa. Lo aprendí leyendo a los filósofos de la alegría que habían escrito claramente  lo que yo pensaba sin haber sido capaz hasta entonces de formularlo. Epicuro, que dijo tantas cosas buenas de la felicidad de la contemplación, murió por culpa de una retención urinaria tras haber soportado un cólico nefrítico. Spinoza, cantor de la felicidad, fue proscrito y maldito por su comunidad. Nietzsche, en fin, celebró la vidad, y pretendía conocer una felicidad sin nombre mientras su cuerpo le martirizaba, aquejado de un herpes genital gigante y una sífilis terminal, a los que había que añadir una ceguera progresiva y una hiperestesia auditiva. Sin mencionar sus crisis de migrañas y vómitos"