El verano ha dado un paso atrás para coger carrerilla y pegar un salto durante la segunda parte de octubre. Y así, este domingo ha amanecido canicular desde sus incios. Al igual que ayer y que antesdeayer. Scott se preguntará, colgada en su percha, qué es lo que me retiene estas semanas, sin saber que en nuestra casa del down town, lejos de su alto otero de Larraskitu, ha entrado una perrilla que nos ha revolucionado a todos y que nos mantiene ocupados como si fuera un bebé.
Iñigo la ha bautizado Sombra casi como en una premonición de lo que íbamos a ir buscando por las aceras en estos días pseudoestivales.
Y esta mañana entró el sol en la sala con oblicuos rayos y se mezcló con el Bob Dylan de Street Legal y Slow Train Coming. Y luego salimos a Cobetas los cuatro para comprobar que todo Bilbao había pensado como nosotros. Desistimos, y volvimos a casa con un pollo del Rally, al igual que otros domingos que se mezcaln y entremezclan en el pasado. Porque para eso están los domingos. Para fluir por ellos, melosos y somnolientos entre el rasgueo suave de las guitarras y las lecturas vagas de El País Semanal.
domingo, 26 de octubre de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario