reading along

reading along
La mejor postura antiálgica

Buscar en este blog

martes, 30 de marzo de 2010

"La aceptación de las propias limitaciones eventualmente es una sabiduría triste"

En todas las fotos que he visto de Bioy siempre se me hace que no es Bioy, sino Salvador Pániker posando tras haber escrito sus Variaciones 95 o su Cuaderno Amarillo. Ambos retratos se sobreponen, se solapan y evolucionan hasta fundirse en la improbable fisonomía de Isidoro Vidal, el protagonista de Diario de la Guerra del Cerdo (DGC). Pániker escribe un verdadero y riguroso diario, donde da detalles de su pensamiento pero también de su deterioro añoso, de la farmacopea que consume, de su sexualidad a estas alturas. El Isidoro de DGC sufre su madurez convirtiéndose en víctima expiatoria de una juventud irracional, que cree que conjurando y eliminando a los viejos en los que ellos mismos se convertirán, conseguirán de este modo frenar la horaria, el minutero y el segundero del reloj.
Isidoro, en su otoño dorado, consigue el amor de la joven que ama. Ese, el amor de una joven, es el verdadero pecado que comete de cara a sus jóvenes agresores. Es la esperanza, la tregua. Y al igual que el Martín Santomé de La Tregua, (otro cincuentón que pone un amoroso paréntesis en su vida justo cuando la demolición del tiempo ya presagia el no retorno) Isidoro Vidal reverdece con tiernos brotes un corazón que ya amenazaba barbecho.
Porqué es un diario no acabo de entender. Sí que Bioy lo atomiza por entradas fechadas día a día, pero el narrador está en tercera persona, no en primera como cabe esperar. En primera escribe su diario Santomé en La Tregua, y en primera Pániker su Cuaderno Amarillo. Mucho se ve la voz del propio Bioy narrando y acotando a diestra y siniestra. Qué bonita su digresión con la que titulo esta entrada.
Me ha encantado la agilidad del diálogo bonaerense, la fuerza y rápidez del pensamiento articulado en voz, la musicalidad de sus conjugaciones y de sus giros y vocablos intraducibles.
Por otro lado, no entiendo cómo puede haber sido esta obrita (como pone en la contracubierta) precursora de revueltas estudiantiles (es del 68, pero creo que es mera casualidad con el mayo de París), de la guerrilla urbana, y hasta Ohhhh! del movimiento punk. My God, los editorialistas no conocen la rienda ni el bocado ni la prudencia??
Como a Pániker, como a Benedetti, como a mí cuando me aprieta el lumbago, a Bioy le dio vértigo el tobogán enjabonado de la cincuentena, y convirtió en novela su sensación de envejecimiento. Y fue que fue en el año 68 cuando se miró en el espejo y se vio mayor. Como escribió Biedma "que la vida iba en serio/ uno lo empieza a comprender más tarde". Y eso es todo.
ESO ES TODO

No hay comentarios:

Publicar un comentario