reading along

reading along
La mejor postura antiálgica

Buscar en este blog

lunes, 14 de marzo de 2011

NIPPON-KOKU






Esta vez la mujer del pescador ha tenido una pesadilla más que un sueño.
Lo que son las cosas, las casualidades austerianas. El mismo viernes 11, antes de conocer el terrible apocalipsis, compro 1Q84 de Murakami. Avido de meterme en sus casi mil páginas saboreo el tiempo salivando en la antesala a sentarme a su mesa. Pero antes de entrar y de conocer a AOMAME, a TENGO o a KOMATSU, se suceden las noticias y las imágenes de la tragedia.
La sensación de impotencia es inmensa, como las consecuencias que escupen las pantallas.
Seismo, tsunami, radiación, volcán...póker de ases que paraliza y destroza la partida.
El propio Murakami, como todos sus compatriotas, está familiarizado con los conceptos de seísmo y  tsunami. En página 28 escribe
"Avanzaba arrasando todo, como un tsunami silencioso".
Sórdida premonición en la página 37:
"El horóscopo, que Tengo escribía al tuntún, tenía fama porque acertaba a menudo. Cuando escribió *tenga cuidado con el terremoto que va a haber por la mañana temprano* efectivamente hubo un gran terremoto a primera hora del día".
Por el título, esperaba que Murakami diera un giro al tono fantásticamente manga de "Kafka en la Orilla" y recreara un mundo orwelliano, tenso y límite; o trágico y pesimista como Kenzaburo Oé. Pero no. Me encuentro con una pseudo Alicia que accede al subsuelo bajando por unas escaleras de emergencia muy sugestivas y prometedoras, mientras una máxima rebota en su mente como un mantra "las apariencias engañan".





Ya en estos dos primeros capítulos que llevo, van sucediéndose algunas piezas musicales -como es marca de autor-: la sinfonietta de Janâcek, y Billy Jean de Michael Jackson. Y el tema de Tengo y de Komatsu, de literatura dentro de la literatura es de los que me ponen las pilas.
Me adentraré en 1Q84 con un profundo respeto y una sensación de solidaridad, limitada por la impotencia y la rabia. Empatía ante el albur de los amargos dados de la naturaleza.
Esta vez la ola de Hokusai se ha salido del lienzo quién sabe por qué.



No hay comentarios:

Publicar un comentario