A veces me levanto con el ímpetu y trapío de abordar cualquier Caja de Ahorros y obtener un crédito con el que financiar un club de Jazz. Tendría que obtener una bula del gobierno que permitiera recrear un ambiente neblinoso en el que el free jazz se abriera paso entre las proteicas volutas del humo del tabaco rubio.
Joe Henderson alternaría con Gerry Mullligan. Darían paso a Sonny Rollin, a Coltrane y a Parker. Yo atisbaría desde un rincón apenumbrado, y con pose de Bogart-café-de Rick, el devenir de los compases.
Las chicas arrastrarían cándidamente su non savoir faire, y serían sirenas peligrosas donde perderse y jugarse el tipo de cintura para abajo. Y se repetirían en los espejos los trajes impecables que las bandas clásicas vestirían todos los jueves por la noche.
Alguna estantería vertería como en eco distintas ediciones de El Perseguidor de Cortazar. Y un enorme cuadro llenaría el espacio del muro mayor con la efigie de Hancock, premio Nobel por el descubrimiento de la isla Cantaloupe.
Esta pieza del primer disco de Henderson, del año 63, sería la primera pieza con que inauguraría el local
Necesito nombres para mi antrito. DESAFINADO??? El PERSEGUIDOR¿? BOP???
jueves, 15 de septiembre de 2011
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