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La mejor postura antiálgica

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domingo, 25 de septiembre de 2011

PAGOETA

Celebración del evento tanto tiempo preparado, ansiado. Al fin, tras un año de inconvenientes y desafortunadas cancelaciones, todo se avenía. Correos, algunas comidas, llamadas telefónicas,envíos de rutas, y varias prospecciones de Miguel Angel sobre el terreno, que como anfitrión, hizo gustosamente a fin de controlar posibles disgustos por trochas, veredas, caminos y sendas.
 Todo del gusto de los bikers salvo la climatología. Aunque nos gusta el barro y aguantamos la arreciada de la lluvia, sin embargo no era este el día. La subida hasta otear la bahía de Zarautz divisando el ratón de Getaria hacia el oeste, cuando se acomete por vez primera como era esta la nuestra, debería ser con cielo azul y despejado de nubes, que te permita regalarte los ojos cada vez que alzas la vista del suelo. Pero el 24 amaneció como amaneció y era nuestro día. Lo quisimos como si de un hijo neonato con cara de huevo y dientes de morsa nos llamara "aita" por vez primera. Era nuestro niño y lo íbamos a defender y a querer con cada ciclada y con cada caída.

Los charcos turbios de barro estaban puestos en los sitios idóneos y en la cantidad justa, aunque algún tramo altamente enlodado nos hizo alterar la marcha y trepar un par de lomas empujando la bici cuesta arriba. John Wayne a veces también llevaba al jamelgo de la correa para no quemarlo del todo.
El trayecto se iba aguantando gracias al sonsonete del baulillo de Juan Car, donde las llaves, las monedas y alguna herramienta nos hacían saber en todo momento dónde estaba y si te iba a adelantar o no. Aunque no hiciera falta porque siempre iba delante. Maurizio se daba ánimos en los repechos vociferando palabras malsonates de taberna napolitana. Su vida ordenada le hace en estos momentos límites traspasar las buenas formas y masticar blasfemias como lo hiciera Alighieri cuando se pasaba con la grappa.
Miguel Angel nos llevó a un nevero antañero escondido entre el musgo y la hayas de un rincón al que accedimos jugándonso la vida por unos peldaños aceitados.
Los rincones incomparables se sucedian sin cuento. Pasamos de repente por una zona de ciprés de Lawson que oscureció el día aún más si cabe. Bajamos por cuestas tan empinadas y enlodadas que el freno se agorrataba y nos complicaba girar en las curvas. Del piso emergían enormes pizarras como escamas de espina de Stegosauro, totalmente húmedas y resbaladizas, que nos hacían tener que decidir en un segundo por dónde enfilar la rueda.

Lástima no poder llevar la cámara al casco y el botón en el manillar. Lástima también haberla olvidado con la ropa sucia cuando luego, al mediodía, nos fuimos a comer donde Argiñano. Estupendo festín, nada caro para lo que nos esperábamos, y convenientemente agasajado con la presencia de Eneko -el hijo mayor de Karlos- y que, conocido de Maite, departió con nosotros en el tiempo de los cafés e infusiones.
Paseito hasta Getaria por la costa hasta ver el Museo Balenciaga por fuera, y vuelta en autobús hasta Zarautz. En la autopista la Ertzaina para a Maurzio y le hace soplar el tubito. Grazie a Dio que aunque grita como un carabinero en las duras subidas, bebe como un damisela en los limpios manteles.
Dejo parte del reportaje fotográfico.
Anfitrión y cicerone, Miguel Angel intenta infundir miedo ante el circuito que ha diseñado.


Limpios aún. Aún no hemos pinchado, Aún no hemos caído. Aún no se nos ha agotado el agua


Sorprendentemente el italiano lograr ordenar los músculos de la cara hasta formar un mueca que se acerca a la sonrisa. El cuerpo le pide fruncir el ceño, pero el de Pescara se crece ante los paparazzi.

En la base de la cruz de PAGOETA.El día cerrado y gris apenas nos dejó divisar el mar desde la cumbre.

El de Lasarte dejó claras sus facultades como jinete. El más fuerte con diferencia.

Pose de poder. Le dije que me sacara las piernas, y le expliqué lo que era una "pose de poder" estilo Ron Wood o Keith Richards on the stage. Nada. Pero es que esta gente no ha visto a Jack Black en School of Rock??? bueno, al menos se aprecia el barrillo de la Scott.

Bueno Miguel. Formidable anfitrión. Gracias por la acogida y por el estupendo txakolí de Getaria que guardas en tu frigo. Sólo te falta ser de Indautxu.





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