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La mejor postura antiálgica

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viernes, 17 de mayo de 2013

OPETH

 


Voy cargado con tres bombas de Opeth en el tocadiscos del coche. Durante las últimas semanas he ido fluctuando, variando en las predilecciones, penduleando entre los temas y los discos en sí.
Deliverance (2002)
Watershed (2008)
Heritage (2011)
Quién dijo (lo dijo alguien?) que el Prog había muerto?
En mi juventud me aficioné a esta música que se encasillaba bajo el nombre de rock progresivo, o a veces rock sinfónico. Pero lo cierto es que no entendía cómo grupos que sonaban tan distintos entre sí podían tener algo en común que los englobara bajo el mismo epígrafe.
Vivían en el mismo barrio Mike Oldfield, y Andy Latimer? No podía ser, eran muy distintos. Iron Butterfly y Jethro Tull?
Llegué a la conclusión de que aquello de progresivo tenía que definir la literariedad de su defenición: su música progresaba durante toda la camción; evolucionaba...
No se trataba de tema estribillo-tema-puente-solo- estribillo-coda. No. En un mismo tema se desarrollaban varias atmósferas. Los músicos amaban sus instrumentos y los hacían hablar con una voz propia. Las letras  (al menos aquellas que podía traducir diccionario en ristre en aquellos tiempos analógicos) eran lietarias, trabajadas, especiales, poéticas, incomprensibles, conceptuales, narrativas... La canción "progresaba", evolucionaba, a veces jazzísticamente (eso lo descubrí más tarde), era compleja, se desplegaba y volvía a plegarse. Era una maravilla, una alternativa a los temas que sonaban en la radio, y que entraban amenazando tus oídos por cualquier ventana abierta del patio de vecinos.
El progresivo murió sin embargo en los años 8o y 90, y sorprendetemente aquí se levanta de nuevo de mano de una suerte de grupos que se inician en el metal para ir suavizando sus guitarras. Léase Anathema. Léase Opeth. O grupos que directamente beben en los orígenes de Pink Floyd o Camel o Yes o Génesis y remodelan la fórmula para aparecer como Porcupine Tree.
De Suecia surge este Mikael Akerfeldt, con su metal pesado y su voz gutural sacada de los infiernos, y con esos riffs que se quedan tatuados al cerebro.
Poco a poco suaviza su estilo. Quizás tras amistarse con el lider de Porcupine, Steven Wilson, y conseguir que le produjera y mezclara algunos de sus discos.
Y aquí van conmigo por estas carreteras de Euskadi, con esa voz gutural endemoniada. Nunca pensé que iba gustarme un tema con voz gutural. (con permiso de HOTR) Pero este Akerfeldt lo ha conseguido.
Que con cual me quedo? De los tres discos? Sin dudarlo. Deliverance. El más duro. El que al principio relegaba a la última posición, ha ido imponiéndose a los otros dos, y se queda majestuoso liderando las ondas sonoras de mi auto. Cinco canciones que superan los 10 minutos de duración, más un instrumental delicadísimo de poco más de dos minutos.
A fair Judgement
Master´s Apprentices
De lo mejor que pueda contener un círculo.


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