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La mejor postura antiálgica

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viernes, 15 de octubre de 2010

EL PASADO



No me imaginaba a Rímini con los rasgos de Gael G. B. Lo cierto es que las caras de los personajes, por mucho esfuerzo que haga el autor casi siempre flotan borrosas al contrario que sus almas.
 Recuerdo la novela con muchísimos detalles que obviamente aquí se adaptan y eliminan. Todo el libro, con el fluir de la conciencia de Rímini, está preñado de la voz que aquí falta, pero el cine es el Cine. Y desde luego a mí me ha gustado revisitar este amor vampiro de Sofia; volver a entrar al club Adela H. con sus Mujeres que Aman Demasiado; y ver, pero esta vez con la apuesta en imágenes de Héctor Babenco, el desesperado nado a contraconriente de Rímini para evitar lo inevitable. No sé si le agradecí a Angeline, allá por 2005, la recomendación de la novela. Siempre obligado.




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