reading along

reading along
La mejor postura antiálgica

Buscar en este blog

sábado, 30 de noviembre de 2013

MARTIN BARRE & IAN ANDERSON



El viejo juglar fue perdiendo la voz, y cayeron también las raídas y malolientes capas de su ropa infecta. Los ácaros que anidaban en el ecosistema de su enredada barba vieron cómo una cuchilla afilada les despojaba del calor de las pústulas de su mentón. La mirada, huidiza y lasciva a un tiempo, se civilizó. Y los arpegios -violentos como estertores- de su oxidada flauta comenzaron a convivir con los refinados acordes y arreglos de las orquestas más afamadas de la Isla.



 

















Desde un primer momento había quedado claro que Ian sería el icono de la banda, el escaparate, el frontman, el enfant terrible, la imagen y el verbo de Jehtro Tull. La provocación. Monstruo multifacético, fue capaz de convertirse con tan solo 23 años en el libidinoso Aqualung, para luego más tarde identificarse como el más creíble de los trovadores de afilada lengua, o tansmutarse en un noble hacendado de la campiña inglesa.  Pero nada de actuar. Ian afirma que es incapaz de ello, que ese no es su trabajo. Que cada personalidad que ha encarnado en el escenario sale directamente de él mismo. Que es incapaz de representar personajes que no sean él mismo de una u otra manera.             Anderson, al frente. Barre, atrás, con la banda.







 













 Anderson poco menos que disolvió la el grupo, y siguió una estela propia que le llevaría por sonidos distintos, afines a los nuevos tiempos. Donde la guitarra de Martin ya no sería tan necesaria y se alzarían, a modo de prueba, ruidos sintetizados por las modernas computadoras de los ochenta y noventa.






El viejo Barre se quedó solo en su nueva mansión comprada con los royalties de Thick as a Brick, Aqualung, Locomotive Breath, My God…haciendo escalas bluseras en su colección de Fenders. Y qué grande es Barre, y cómo le ensalza esa modestia que se gasta. Fueron 21 los trabajos de estudio que grabara con JT. Bueno, en realidad todos menos This Was, el primero de la banda, ya que él se enroló un año después de editado aquél, en 1968. Y desde que navega solo, ha editado tan solo tres discos, a los que añade estos días un cuarto “Away with words” tras diez años en barbecho.



Se llevan bien el bardo y el juglar aunque sigan derrotas divergentes. Ian es un workoholic que sólo dio un respiro a la música cuando decidió embarcarse en el negocio de la cría del salmón en las islas Skyes, allá en Escocia. Barre deja pasar décadas entre disco y disco en solitario, consciente y esclavo de esa falta de appeal de la que goza el minstrel.

 












A los 67 años, uno se aferra a lo que sabe hacer; busca su identidad mirando con ira por el espejo retrovisor, repitiéndose una y otra vez que lo que hizo va a perdurar hasta sobrevivirlo.Y cada noche, antes de meterse en la cama, le musita a la imagen que le devuelve el espejo mientras se lava los dientes, que él es Jethro Tull. Y se acuesta sin apagar el eaquipo de música, y se hunde en el mar del ensueño con la voz de Anderson acunándole en Wond´ring Aloud, mientras se va haciendo esa pregunta mortecina que le adentra en la inconsciencia: por qué.









No hay comentarios:

Publicar un comentario