Me paro en un semáforo y sigo con mi intermitente lectura hasta que se ponga verde.
De repente, en menos de lo que dura medio segundo, se abre la puerrta y se cuela Sigmund.
Joder tío qué susto me has dado. Podías dar unos toques en la ventaniilla, saludar con la mano y luego yo te abroy tú entras con educación y nos damos la mano y todo eso.
Lleva un terno con pajarita tiesa como yeso enjalbegado, y la barba esmeradísimamente delineada.
Venga arranca, me dice, que se ha puesto verde. Pero qué mierda de música estás escuchando. Y no sé si es una pregunta lo que me hace, ciertamente.
Es Joy Division, es que estoy leyendo esta novela, donde el protagonista los oye de vez en cuando, asi que me estoy poniendo al día para ambientar convenientemente el pasaje...
Parece que no hicieras otra cosa en la vida más que leer novelas, hasta cuando trabajas. Y en cuanto a esta profanación ques estás oyendo, es una megamierda.
Bueno, sí, a mí tampoco me gusta demasiado. Pero relájate, no te pongas así. Ya la cambio. Oye, y qué. Qué te cuentas. Qué haces por Bilbao. No se puede decir que pases desapercibido con es pinta de petimetre. Tan elegante, eso sí, pero no sé, tan... tan, tan con ese sombrero. Eso ya no se lleva, Sigmund.
Cojo la Gran Vía dejando Iparraguirre con gran dificultad. Es un día de lluvia y de tráfico endiablado. Sigmund está sin embargo completamente seco, impecable.
Vengo a que me cuentes por qué coño no has ido a ver la peli del Cronenberg. Mucho por aquí y mucho por allá. .Mucho comprar Cahier du Cinema. Mucha palabrería, y cuando viene algo de envergadura, donde además sale mi mundo, mis cuitas, mis libros, mis amigos, nada menos que Jung, caundo viene todo eso, digo, vas tú y entras a ver esa porquería de Silencio en la Nieve. y ahora la peli ya se ha ido de las salas. Y claro tú tendrías pensado bajártela en la mula por Hispashare o por cualquier otro patio de Monipodio de esos. Pero te han jodido, pequeño capullo. Ni a Cronemberg, ni tus series, ni tus clásicos encontrables. Cuál fue la última peli que pudiste bajarte antes de lo de Megaupload?
La rodilla de Clara.
Joder, Fructus. Eres un retro redomado. Eric Rohmer ya no lo ven más que los picados de San Vicente de la Sonsierra en Semana Santa. Y te aseguro que sangran más con esa plasta que con un cilicio.
Pues a mí me gustó. Pero estás muy tenso, Sigmund, relájate, quieres un Trident de fresa ácida???
Lo coge pero abre la ventanilla y lo tira con naturalidad, como si esto fuera un bautizo!
Hace rato que creo que no hago sino dar vueltas por Fernández de Campo y Hurtado de Amézaga, más pendiente del polizón que del manejo.
Mira, en cuanto a lo de Silencio en la Nieve, fue un tema de horarios, de salas, de distancias. Al final me equivoqué. Incluso me salí de la sala mucho antes de que terminara la cinta. Aunque supongo que habrá alguien a quien le haya gustado.
Eres un desastre. Y encima escuchando esta mierda.
Ya te he dicho lo que hay. Se trata de un trabajo de ambientación literaria. Nunca antes los había oído. Te lo juro. Ahora bien, es otra época, otro siglo. Como tú!!!
Qué más tienes por ahí. A ver... Joder, llevas un discazo como una biblia aquí dentro. Nada menos que Big World, y vas quemándote los oídos con esa basura punkoide. Pon esto inmediatamente. Y pon además Right and Wrong. Me encanta este tema.
Y qué hace un tío cómo tú conociendo a Joe Jackson, Sigmund?
Eres un papanatas, Fructus. No tienes ni puta idea de nada. Vas leyendo esa mierda de libro en los semáforos, en lugar de beberte mis estudios sobre la Histeria, o la Interpretación de los Sueños...
Eso creo yo, le digo,que esto es un sueño materializado por mi superego y que tú no eres más que una proyección de mi....
Y entonces ¡¡¡ZASHTCHM!!!!!! me da una hostia que me salta las gafas sobre el salpicadero....
Esto es para aclarar el pequeño matiz en el que te estabas enfrascando. Y cómo te iba diciendo, ese libro de la generación Nocilla es una absoluta memez
Eh!!!! Cuidado, -me coloco las gafas y me miro en el retrovisor el papo enrabietado que me ha dejado el hijo de puta de plasma cósmico que llevo de copiloto- este libro está muy bien. Muy bien. Y me gustaría que te largaras, tengo que seguir trabajando y contigo aquí psicoanalizándome y hostiándome no puedo ni encontrar sitio para aparcar. Oye y por qué ese corte de Right and Wrong concretamente?
Pues por la corrupción que estoy viendo en el plano político de la cosa pública, pinche. Como dice la canción, no es un tema de right or left, but, de right and wrong, my friend. Los trajes de Camps, las prevaricaciones, coacciones, los telediarios, Marta del Castillo, escándolo tras escándolo, el yoísmo por bandera. No hay solución. Y si la hubiera no sería cuestión de izquierdas o de derechas, de ideologías; sería cuestión de moral, de integridad, de ser consecuentes con las acciones que cometemos, del Right vs. Wrong. Lo pillas?
Vaya, qué comprometido te pones cuando pegas estos saltos astrales le iba a decir, pero ha aprovechado un frenazo fortuito con el que casi me llevo por delante a un dandy con aire de Viggo Mortensen y se ha escabullido del coche tan rápido como había entrado. Visto y no visto.
Bueno pues pongo el disco aunque él ya no lo escuche. También me hubiera encantado decirle que a pesar de todo es la tercera persona que más admiro en el mundo después de Copércino y Darwin, pero ya se ha ido. El sexo tuvo un antes y un después desde que el bueno de Sigmund metiera tijera. Y de verdad que me hubiera gustado decírselo.
Le pongo el seguro a la puerta.
A ver si aparco de una vez.
Discos del inmortal J.J que tengo o he tenido.
sábado, 28 de enero de 2012
domingo, 22 de enero de 2012
Donde tira la cabra
De nuevo me echo al monte. Esta vez me calzo las botas para bregar contra el barro de esta mañana de enero. Ha llovido el viernes, el sábado y durante la mitad de la travesía de este domingo adusto.
Maurizio me inscribió en la “I Martxa de Montaña Bilbao-Bilbao” que ha partido del parque de Ollargan. Veintiún kilómetros que han coincidido con mucho del circuito en mountain-bike que preparamos para los giputxis a finales del año pasado. Muy incómodo. No hacía frío pero llovía, así que la sudada en el interior competía con la empapada exterior. La rodilla izquierda me recordaba a cada tranco que era un valiente. Demasiado valiente. Y la hernia discal no ha perdido ocasión para decirme con cariño que la rodilla era una blanda y que me tenía miedo, porque lo que en realidad soy es un auténtico gilipollas.
Total, que toda la tarde con cóctel de ibuprofeno+arginina y con mucho tiento para que la postura no enrabiete más de la cuenta a la almohadilla rebelde en mi L-4 L-5.
Bueno, pareciera que todo ha ido mal, pero no ha sido así. Ha sido una mañana al aire libre a pesar de los elementos, poniéndome a prueba la máquina, y siéndole un poquito infiel a Scott colgada inerte en el Taller y haciéndose psicóticas preguntas de bicicleta.
Voy lento en el blog. Lo sé. Estoy leyendo mucho, y en inglés, o sea muy lentamente. Tengo trabajos que entregar y los exámenes de febrero me tienen en vilo porque el tiempo que me queda para estudiar es mínimo. Intento ver mucho video que me inyecte ese listening que no me entra. Pero, ante todo, veo mucho cine. En inglés y en lo que también viene siendo no inglés. Cine bueno con el que al fin estoy disfrutando tras una racha en barbecho en la que o no acertaba o es que el nivel se estaba aplomando más de la cuenta.
He visto:
Margin Call
El Topo
Más allá de la vida
Una historia de Violencia
Protocolo fantasma
Midnight in Paris
Un dios salvaje
Drive.
Buenas cintas en corto período de tiempo que me tienen en buena sintonía con la pantalla. Algunas de ellas, como ya viene siendo habitual de un tiempo a esta parte, en las salas de los Multicines de Jose Maria Escuza, el lunes-día-del-espectador, y a las 10 de la noche, lo que me ha convertido, en varias ocasiones, en el único y a veces acojonado espectador.
Aprovecho para recomendar encarecidamente la última película, DRIVE. Un golpe de cine clásico donde la imagen está por encima del diálogo, que me ha mantenido al borde del asiento con la garganta seca y los músculos en tensión. He descubierto a Ryan Gosling, cargadas las espaldas con un pasado misterioso a lo Ethan en “The Searchers”. He reconocido, aunque no sin esfuerzo, a la escandalosamente curvada Christina Hendricks, fuera de sus vestiditos vintage de MAD MEN; y aunque en un papel secundario, ahí estaba mi globo de oro y mi oscar particular para Brian Craston, el rostro de la mejor serie de estos últimos años.
Lo cual, me pone a huevo eso de sacar a la luz las listas de fin de año. Más que listas me voy a contentar con subrayar de nuevo que el mejor film del año pasado, con diferencia, para este servidor ha sido El Árbol de la Vida.
miércoles, 11 de enero de 2012
Walk off the Earth
Funny & skully wink to Mónica.
Cuando pusieron el dinero sobre la mesa, un infinito desconsuelo se aplomó sobre sus hombros. Apenas iba a llegar para reemplazar ni una de las guitarras. Apenas para un saxo o para un Marshall. En el incendio se perdió todo: las partituras, los bancos, los parches, los ecualizadores, el chaston, el ukelele, la trompa, la chupa de cuero con el escorpión en la espalda de Scott, un Monopoly de los Simpsons, las adidas de ensayar de Matt, el micro Sennheiser, dos banjos Stagg, el Hammond y el Yamaha, la gorra de la suerte, la nevera con las Carlings heladas, cuatro latas de tónica y una botella de Seagrams, y la baqueta firmada por Cozy Powell con la que perdió la virginidad la novia de Andrew. En fin, el fuego se comió los sueños de la banda, y sólo quedaban cuatrocientos veintidós dólares canadienses sobre la mesa, apenas para una pasable Telecaster semi-acústica. El local sin asegurar les dejó en un desasoiego inicial que fue tornándose con los días en un decaimiento sostenido. Las actuaciones de las próximas semanas, el calendario con círculos rojos en torno a sábados y domingos de febrero, marzo y abril, las entrevistas en las radios, el sudor bajo los focos de colores, los temas recién compuestos, la colaboración con Sarah Blackwood...todo humo y ceniza.
Pero de repente se abrió la puerta y se recortó al trasluz la breve figura de la joven contable del grupo. Menuda y bella a un tiempo, con un aire racial a lo Salma Hayeck, se abrió espacio hasta llegar al núcleo de la derrubada banda. Se llamaba Amarthin, y ya iban siendo dos los años que llevaba los libros de cuentas de Walk off the Earth. Con un brío y denuedo impropio de su aparente poquedad les sacudió el desencanto y les dijo que había traído a la Blackwood, que ya subía las escaleras guitarra en mano, una Gibson Epiphone. Que se le había ocurrido un numerito (la contable aniñada se estaba convirtiendo en avezada manager?) que merecía la pena, y que no saldrían de aquella habitación hasta que no se reunieran todos alrededor de la Gibson (en líder?) y pulieran la versión de Gotye, aquella tan bonita de Somebody... Al mes grabaron este video.
martes, 3 de enero de 2012
CASA DE CITAS.
.
Abrí la ventana y el aire gélido me hizo sentir como si estuviera bajo una ducha fría.
Como cada día, me vestí y salí a buscarla.
Ella estaría haciendo exactamente lo mismo en aquel instante.
Pisando lentamente la nieve al unísono conmigo.
Sincronizados.
Buscándonos.
Ansiosos pero retardados.
Nos habíamos construído durante tanto, tanto tiempo.
Tan ingenuamente seguros, y creyéndonos dos torres que ningún avión podría vulnerar.
La adiviné en los rizos azabaches de diez bellas mujeres, pero sus miradas eran túneles sin luz.
¿Qué me esperaría al cruzar la esquina?
¿Estaría ella haciéndose la misma pregunta en la otra punta de la ciudad?
Lo sabíamos todo de nosotros.
Nos dolíamos en las heridas del otro.
Eramos tan extraños, sin embargo, a nosotros, tan romos, tan borrosos que decidimos jugar al juego de perdernos para encontrarnos de nuevo. Y hacía ya un lustro que nos buscábamos sin éxito. Un lustro que no cruzábamos los pasos en la misma calle.
La desesperación caía lenta como la nieve sobre mis hombros caídos.
¿Caería también derrotada sobre sus negros botines de cuero mate?
Te busco en la nieve.
Igual tú ya hayas desistido.
Creo que nos acabamos de cruzar. Un pálpito fugaz. Me giro.
Sólo la nieve.
TOLSTOI
No hay condiciones de vida a las que un hombre no pueda acostumbrarse, especialmente si ve que a su alrededor se aceptan.
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