domingo, 28 de agosto de 2011
VERANO FINITO
El verano terminaba. Cumplí los tiempos, y mi dedo separaba las hojas de Madame Bovary por el capítulo 11, ese que principia "Al día siguiente Carlos mandó que le trajeran a la niña". Quedaban unos cuarenta minutos para la puesta de sol. El arrebol celeste teñiría de cárdeno y rosado los sueltos pespuntes de las nubes.
Ella me soltó la mano y dijo "aquí". Era una era con los secos pitones del trigo a la altura de nuestros tobillos. Miras en lontananza y dibujan una simetría que se pierde en fuga hasta el infinito de La Dehesa. Se quitó el vestido y se quedó en sandalias. Aquellos últimos rayos la esmaltaban con una pátina de irrealidad distante. Nos íbamos a herir los codos, las rodillas, pensé estúpidamente.
Doblé la esquina superior de la página cuatrocientos noventa y posé la novela sobre una piedra plana. Entonces ella se recostó con pericia ofreciéndome dos sonrisas. Todo el tostado del mes de agosto crepitaba en mis caricias. Atisbé sin querer entre beso y beso el vértice geodésico de Las Mesas con sus modestos setecientos doce metros.. Más abajo, en La Degollada, el tráfico hacia Nájera ascendía hasta nosotros. Hicimos trizas su lejano ajetreo con los gemidos de nuestra despedida.
jueves, 28 de julio de 2011
TELESCOPIO
Ya está. Ya me lo he comprado. La espina reposa en el suelo. Esta tarde lo monto en mi modesta atalaya y empezaré a atosigar los cielos de La Rioja.
Ya estaba cansado de calentar la oreja a propios y a extraños con que si mira allí ves la estrella pero si te fijas mejor son dos Mizar y Alcor, o aquella es Vega la más grande de Lira parte del triángulo del verano, o mira Deneb qué nombre tan bonito aunque quizás no tanto como aquella otra Betelgeuse que más abajo se aprieta el cinturón de tres agujeros y debajo tú no la ves pero hay una constelación la del caballo ay si tuviéramos un telescopio te enseñaría dónde.
Sé que es modesto y que no veré colorines, que no está motorizado, que no tiene Go To, que sólo cuento con un Barlow 2x, y que además está haciendo muy mal tiempo este verano. Pero yo me apostaré hasta que se me abra Casiopea en su esplendor, y me clavaré en el Cisne pluma a pluma.
Lo sacaré alguna noche a los trigales recién segados, a las eras, abrigado y con un termo para ver las lágrimas de San Lorenzo en butaca de Patio. Las eras.
Y es que este tubo me lo he procurado con el dinero de la venta de una erilla que tenía mi madre en Ciudad Real. Olvidado Falcon Crest que de repente un tío mío ha colocado y nos ha reportado 200 eurillos a mi hermano y otros tantos a aquí este servidor. Así que poniendo algo más de calderilla he convertido la era de mamá en un Ojo de la noche.
Estoy fibrilando y no veo el momento de que acabe el día.
Mirad qué bonico es.
jueves, 7 de julio de 2011
TOSO FUCUR
Toso Fucur eligió el poema de entre las decenas que poblaban su henchidísimo disco duro. Imprimió tres copias y se dio a la industria de pergeñar lema, poner plica y ensobrar santo y seña.
Se dijo que este iba a ser el último certamen al que enviara obra. Con Caballo de Cartón clausuraba su vasta etapa de poeta pseudo-profesional que hacía diana en los periféricos juegos florales de ayuntamientos y diputaciones.
Escrutó el cuadro de Excell donde registraba las cuantías de los premios, las fechas y los títulos de los poemas. Todo aquel acervo de verso blanco y rimado y de cabo roto había propiciado una cuantía que ascendía a treinta mil setecientos veintisiete euros, que divididos entre los 23 galardones daban una ratio de unos mil doscientos euros por poema. Había quien cobraba bastante menos que esa cantidad de soldada mensual, así que no podía quejarse de lo pecuniario de su industria, de su arte.
Soneto, lira, espinela, romance…Toso se medía con cualquiera que fuera el metro y la rima. Pero la fuente se fue secando de un tiempo a esta parte. Casi imperceptiblemente iba viendo cómo su arteria lírica iba encontrando un trombo que le impedía cultivar con naturalidad el heptasílabo, o sincopar la voz o encabalgar la cesura.
Eligió Caballo de Cartón como epitafio de su carrera de vate de provincias. Ya nunca más optaría a los premios. Recordaba con espanto su primer galardón, que tuvo que ir a recoger a Foncilla de las Horcas, y donde un barbilampiño y atiplado concejal de festejos le agasajó con opípara cena homenaje y posterior recitativo de Ultima Voz del Templario.
En Salas de los Infantes llegaron a imprimir Acordada Discordia en la guía de Fiestas, compartiendo pliego el soneto con un llamado en amarillo pajizo de mobiliario de cocina de los Hermanos Gómez.
Manantial de Hiel fue perpetrado por una hija de alcalde en el intermedio que la banda Salamandra tuvo a bien provocar para el descanso del mocerío que poblaba la verbena de Salinas de los Infantes.
Hacía ya mucho que no iba a recoger los galardones, cheques, estatuillas y diplomas, excusándose con males de última hora o decesos familiares de último minuto. Casos siempre de fuerza mayor que entraban dentro de lo razonable y posible. Enviaba el número de cuenta y la secretaria de la concejalía de cultura o de festejos o de lírica rural efectuaba cumplidamente el ingreso a favor del malhadado Toso Fucur.
Toso se cansó, empero. Se sintió viejo y pesado de repente. Y decidió pues, clausurar su lírica fontana con Caballo de Cartón. Quizás uno de sus más débiles versos, quizás el más raquítico de sus poemas. Pero de alguna forma se lo debía a la obrita. Fue una de sus primeras creaciones. Bisoña y amarilla y a la que nunca quiso retocar. Guardaba en su torpe armazón de caballo recuerdos, imágenes, olores a cuero ajado. Sabía que sólo a él le recorrería por la espalda el escalofrío al pronunciar cada sílaba de cada verso. Pero quería que viera la luz, que se oreara y se abriera a los viajes por las estafetas de correos hacia lo pueblos de España.
Ni que decir tiene que obtuvo el primer premio en Bovadilla. Mil seiscientos euros e impresión en las primeras páginas del libro conmemorativo que recogía por orden de galardón las dieciséis piezas que se recepcionaron para el certamen. En el reverso de su poema reprodujeron la fotografía que exigían las bases del concurso. La efigie de Toso, con su doble tocado y el aire duro y adusto de poeta en retirada, quedó pues ligada al último poema que saliera de su afán de vate laureado por administraciones y concejos.
CABALLO DE CARTÓN
Yo también tuve un caballo de cartón,
Que iba perdiendo resuello y trote
Por un bajo vientre desgrapado.
Sobre un armazón de ruedas
cruzábamos dinteles y pasillos,
quizá buscando tipis de pies negros,
desiertos o valles escondidos
entre camas sin hacer o en profundos armarios.
Dormía tras las cortinas
Del cuarto de mis padres.
Manso y mudo. Y nunca me pregunté
Por qué no prefirió a la vera de mi cama
pasar sus noches.
Donde aguardando el sueño
Yo le alargara la palma chica de mi mano
Por cima de su terciopelo ajado
Y de su crin cansada y lacia.
Mi pobre caballo siempre viejo.
No sé, no me acuerdo de si lo llamaba
De alguna forma especial,
De si lo nombré con una voz heroica.
Rayo, Viento, Flecha.
El sólo me miraba con ojos de caramelo
Congelado, rogándome en silencio
Que me abstuviera, así que fui ganando peso,
De cabalgar sobre sus ruedas
Por si las moscas y las hernias inguinales
De caballo de cartón.
TOSO FUCUR
martes, 17 de mayo de 2011
GOXODENDA
Nunca en viernes había traído mi desconsolado estómago hasta este paraíso de Hondarribi. El buen tiempo ha llenado la terraza de comensales y dejado desierto el funcional y discreto interior. El bullicio de las sobremesas en francés, euskera y castellano reduce hasta un estrato casi inaudible la música ambiente que tan gratas digestiones me ha deparado en otras ocasiones.
Reencuentro con viejos amigos harto añorados:
- el Nuviana de Valle del Cinca
- la sopa de pescado anegando una mousse de cabracho sobre lecho de mejillones
- dados de merluza asados sobre ajo laminado
- peras a la sidra con mousse de toffe.
El rostro adusto de la mesera quizás se deba al pico de trabajo que le supone el fin de semana. Otras veces se ha esmerado más conmigo. Quisiera que me mirara a los ojos mientras me habla, que personalizara para mí su mantra de postres y no dejarlos caer despreocupadamente mientras atisba a uno y otro lado no sé qué fantasmas que yo no logro ver.
Por qué no se sienta en la silla a mi frente y me dedica su favor, su savoir faire, mientras brindo a su salud y a su felicidad mirándole el escote. Quédate conmigo. Explícame qué es esto que noto ahora mismo en la boca, cómo consigues ligar esta salsa de ambrosía. La dejo ir, empero, con mi pitanza en su libreta y esa nube grisacea sobre la comisura de sus ojos.
Me quedaría a vivir aquí, asomado a quella terraza, hacia la luz del viernes y la brisa de Francia. Pero no, me apetece volverme al regadío de la meseta. En dos, tres horas, estaré entre verdes trigales y chaparras encinas, engrasando las bielas de mi SCOTT y su cadena.
Qué bien se portó, por cierto. Ni un pinchazo, ni un mal ruido, ni un viraje temerario.
Ahora que llego al postre me deleito en el recuerdo del domingo 8 de mayo, haciendo de escudero de Maurizio, o él de mí. Qué buena estampa, alineados entre doscientos y pico locos fatigando el monte y la solana.
Cincuenta y cinco kilómetros arriba y abajo hicieron que descubriera pequeños músculos en mis piernas de los que ignoraba su existencia. Se rebelaron tensándose y destensándose como si se hubiera quemado el relé que los mantenía discretos y modestos en su diario quehacer.
En unas horas, digo, volveré a subir a La Fonfría. Este vez iré solo, ekoizleando los hayedos con mi resuello inoportuno. Sin el bullicio ni el estress de la marcha. Intentaré Chilizarrias sin pasar por Lugar del Río. Llegaré a Bonicaparra. Ahora tengo el paladar epatado por la pera macerada en sidra, pero los ecos de todos estos nombres silvanos se abren paso y me llenan también la boca con su fonética salvaje de cima azotada por el viento.
Llego al cortado con hielo y me lo trae mi amiga la mesera. Sigue tan transida como antes. Quizás no sea el trabajo. Quizás un mal paso de ese corazón tan caprichoso. Sobre la solapa luce una preciosa chapa de tela de pana beis, sobre la que hay bordado un cárdeno corazón con la leyenda PEACE en verde.
Prefiero que no haga tan buen tiempo cuando vengo a GOXODENDA, y que no sea viernes. Habría menos bullicio y el humor de esta chica sería el que siempre me prodiga, el que yo me creo tan particularmente dedicado a mi persona. La mesa: siempre sobresaliente, aunque azote un tifón.
Clavo la vista en la bella chapita tan cerca del escote. Pues eso, que haya PAZ.
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Reencuentro con viejos amigos harto añorados:
- el Nuviana de Valle del Cinca
- la sopa de pescado anegando una mousse de cabracho sobre lecho de mejillones
- dados de merluza asados sobre ajo laminado
- peras a la sidra con mousse de toffe.
El rostro adusto de la mesera quizás se deba al pico de trabajo que le supone el fin de semana. Otras veces se ha esmerado más conmigo. Quisiera que me mirara a los ojos mientras me habla, que personalizara para mí su mantra de postres y no dejarlos caer despreocupadamente mientras atisba a uno y otro lado no sé qué fantasmas que yo no logro ver.
Por qué no se sienta en la silla a mi frente y me dedica su favor, su savoir faire, mientras brindo a su salud y a su felicidad mirándole el escote. Quédate conmigo. Explícame qué es esto que noto ahora mismo en la boca, cómo consigues ligar esta salsa de ambrosía. La dejo ir, empero, con mi pitanza en su libreta y esa nube grisacea sobre la comisura de sus ojos.
Me quedaría a vivir aquí, asomado a quella terraza, hacia la luz del viernes y la brisa de Francia. Pero no, me apetece volverme al regadío de la meseta. En dos, tres horas, estaré entre verdes trigales y chaparras encinas, engrasando las bielas de mi SCOTT y su cadena.
Qué bien se portó, por cierto. Ni un pinchazo, ni un mal ruido, ni un viraje temerario.
Ahora que llego al postre me deleito en el recuerdo del domingo 8 de mayo, haciendo de escudero de Maurizio, o él de mí. Qué buena estampa, alineados entre doscientos y pico locos fatigando el monte y la solana.
Cincuenta y cinco kilómetros arriba y abajo hicieron que descubriera pequeños músculos en mis piernas de los que ignoraba su existencia. Se rebelaron tensándose y destensándose como si se hubiera quemado el relé que los mantenía discretos y modestos en su diario quehacer.
En unas horas, digo, volveré a subir a La Fonfría. Este vez iré solo, ekoizleando los hayedos con mi resuello inoportuno. Sin el bullicio ni el estress de la marcha. Intentaré Chilizarrias sin pasar por Lugar del Río. Llegaré a Bonicaparra. Ahora tengo el paladar epatado por la pera macerada en sidra, pero los ecos de todos estos nombres silvanos se abren paso y me llenan también la boca con su fonética salvaje de cima azotada por el viento.
Llego al cortado con hielo y me lo trae mi amiga la mesera. Sigue tan transida como antes. Quizás no sea el trabajo. Quizás un mal paso de ese corazón tan caprichoso. Sobre la solapa luce una preciosa chapa de tela de pana beis, sobre la que hay bordado un cárdeno corazón con la leyenda PEACE en verde.
Prefiero que no haga tan buen tiempo cuando vengo a GOXODENDA, y que no sea viernes. Habría menos bullicio y el humor de esta chica sería el que siempre me prodiga, el que yo me creo tan particularmente dedicado a mi persona. La mesa: siempre sobresaliente, aunque azote un tifón.
Clavo la vista en la bella chapita tan cerca del escote. Pues eso, que haya PAZ.
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domingo, 1 de mayo de 2011
CICLANDO VOY
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Llega el verano. El monte. Los rayos de sol filtrándose entre las altas hayas. Las filas de bicis abriéndose paso entre los avellanos que ha ido cerrando la primavera. Respiremos hondo y a subir la empinada cuesta hasta el collado. Hasta La Fonfría, Bonicaparra, Sagastia, Marulla, La Cruz, La Puerca, Pazuengos... Sólo la toponimia ya es una obra de arte.
El ayuntamiento de Sto Domingo de la Calzada ha sacado un bando precioso en forma de convocatoria de Marcha BTT para el próximo domingo 8 de mayo. No acudir sería alevoso y un desdoro. Está abierto a todo ciudadano que se encuentre en las inmediaciones calceatenses en las fecha indicadas. No importa la nacionalidad. Los italianos no serán relegados. Ahí queda dicho. Ni cualquier bilbaíno que tenga a bien enterarse por Ekoizle durante esta semana que empieza ya.
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Llega el verano. El monte. Los rayos de sol filtrándose entre las altas hayas. Las filas de bicis abriéndose paso entre los avellanos que ha ido cerrando la primavera. Respiremos hondo y a subir la empinada cuesta hasta el collado. Hasta La Fonfría, Bonicaparra, Sagastia, Marulla, La Cruz, La Puerca, Pazuengos... Sólo la toponimia ya es una obra de arte.
El ayuntamiento de Sto Domingo de la Calzada ha sacado un bando precioso en forma de convocatoria de Marcha BTT para el próximo domingo 8 de mayo. No acudir sería alevoso y un desdoro. Está abierto a todo ciudadano que se encuentre en las inmediaciones calceatenses en las fecha indicadas. No importa la nacionalidad. Los italianos no serán relegados. Ahí queda dicho. Ni cualquier bilbaíno que tenga a bien enterarse por Ekoizle durante esta semana que empieza ya.
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viernes, 29 de abril de 2011
VICKY PEÑA
Acabamos de llegar de ver UN TRANVIA LLAMADO DESEO.
I-m-p-r-e-s-i-o-n-a-n-t-e.
Tras nadar entre lo clásicos del Hollywood con LOS DOMINIOS DEL LOBO, voy esta tarde y me zambullo en Tenesse Williams. De cabeza. Diving to the deepest.
Todo bien. La dirección de actores de Mario Gas. El decorado... Pero. He de hacer un alto para postrarme ante la interpretación de esta actriz. Vicky Peña. No ha sido posible evitar comparar cada actuación en escena con sus actores correspondientes de la película de Kazan. Salvo la de Vicky Peña. A los diez minutos me olvidé completamente de Vivian Leigh porque esta mujer es en sí misma su propia referencia. Creciendo y creciendo hasta la necesaria sobreactuación de las últimas escenas que la llevan al sanatorio psiquiátrico. Durante la primera parte la vi desde delantera de palco, pero en el descanso me dejé caer a un asiento vacío en la cuarta de butaca de patio y entonces fue el apogeo del tranvía.
Roberto Álamo me ganó con su Urtain (me senté a un lado del cuadrilátero que se montó en el propio escenario) y vi desde primera fila cómo se ganó a pulso el Max del año pasado. Pero aquí no lo he visto. La sombra de Marlon Brando es demasiado larga, y también hay que decirlo, no era tarea fácil. No sólo era cuestión de enseñar el torso de boxeador. Ni siquiera se ha puesto la camiseta blanca de tirantes.
Alex Casanova sin embargo ha moldeado sabiamente los mimbres que le pasó Karl Malden y ha recreado un estupendo y creíble Mitch.
En cuanto a la historia, no recordaba que Stanley violara a Blanche la noche que Stella pasa en el hopital. Tendría que volverla a ver para recordar cuál es el motivo puntual que hace que Blanche acabe de desbarrar. Es posible que el giro argumental que he visto en escena no fuera apto para las pantallas del Hollywood de los años 50.
Punto negativo: el Teatro Arriaga que cobra delantera de palco al precio de Butaca de Patio para asientos en los que tienes que contorsionarte para ver el escenario en su totalidad. Es lo único. Porque por lo demás hemos salido encantados con esta actriz maravillosa.
¿Ariadna Gil? Sin más. Correcta. Je, je. Es que nunca ha sido de mi devoción,
I-m-p-r-e-s-i-o-n-a-n-t-e.
Tras nadar entre lo clásicos del Hollywood con LOS DOMINIOS DEL LOBO, voy esta tarde y me zambullo en Tenesse Williams. De cabeza. Diving to the deepest.
Todo bien. La dirección de actores de Mario Gas. El decorado... Pero. He de hacer un alto para postrarme ante la interpretación de esta actriz. Vicky Peña. No ha sido posible evitar comparar cada actuación en escena con sus actores correspondientes de la película de Kazan. Salvo la de Vicky Peña. A los diez minutos me olvidé completamente de Vivian Leigh porque esta mujer es en sí misma su propia referencia. Creciendo y creciendo hasta la necesaria sobreactuación de las últimas escenas que la llevan al sanatorio psiquiátrico. Durante la primera parte la vi desde delantera de palco, pero en el descanso me dejé caer a un asiento vacío en la cuarta de butaca de patio y entonces fue el apogeo del tranvía.
Roberto Álamo me ganó con su Urtain (me senté a un lado del cuadrilátero que se montó en el propio escenario) y vi desde primera fila cómo se ganó a pulso el Max del año pasado. Pero aquí no lo he visto. La sombra de Marlon Brando es demasiado larga, y también hay que decirlo, no era tarea fácil. No sólo era cuestión de enseñar el torso de boxeador. Ni siquiera se ha puesto la camiseta blanca de tirantes.
Alex Casanova sin embargo ha moldeado sabiamente los mimbres que le pasó Karl Malden y ha recreado un estupendo y creíble Mitch.
En cuanto a la historia, no recordaba que Stanley violara a Blanche la noche que Stella pasa en el hopital. Tendría que volverla a ver para recordar cuál es el motivo puntual que hace que Blanche acabe de desbarrar. Es posible que el giro argumental que he visto en escena no fuera apto para las pantallas del Hollywood de los años 50.
Punto negativo: el Teatro Arriaga que cobra delantera de palco al precio de Butaca de Patio para asientos en los que tienes que contorsionarte para ver el escenario en su totalidad. Es lo único. Porque por lo demás hemos salido encantados con esta actriz maravillosa.
¿Ariadna Gil? Sin más. Correcta. Je, je. Es que nunca ha sido de mi devoción,

jueves, 28 de abril de 2011
LOS DOMINIOS DEL LOBO
Siempre me cuesta horrores imaginar el rostro de los héroes que leo en las novelas. Nos ocurrirá a todos. Si me concentro un poco, y les hago un primer plano haciendo un alto en la lectura, me salen desenfocados, como Robin Williams en el cuento de Desmontando a Harry, una de las películas que más me gusta de Woody Allen, si no la mejor.
En Los dominios del lobo, sin embargo, ha sido pasmoso comprobar cómo casi todos los personajes aceptaban sin protestar las caras de Dana Andrews, Humphry Bogart, Dick Bogarde, Walter Houston, James Cagney, Gene Tierney, Fred McMurray, y desde luego una Barbara Stanwyc muy muy jovencita interpretando a Virginia Wainscott, junto a Robert Mitchum en la piel del insensible Wes McMullan.
Si pudiera tomarme unas cañas con Javier Marías, le iría diciendo con qué actor he emparejado cada uno de sus personajes y estoy casi seguro de que coincidiría en más de un sesenta por ciento.
Muy bien traídos el intro y el epilogo. Uno contándonos cómo se cocinó el libro en París -impagable anécdota- por un joven bien acomodado que se exilaba a cama puesta pidiéndole casi permiso a los padres para ir a ver películas a la cinematheque fancesa; y el otro, jugosa reflexión sobre la literariedad de las novelas, a veces quizás rozando cierta autojustificación ante la crítica del momento, cuando maldita la falta que le hacía.
Lo cierto es que Marías me ha dado momentos inolvidables con Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí, y todas la almas. Ir a la fuente primera ha sido todo un placer por lo atípico y original de su debut.
En Los dominios del lobo, sin embargo, ha sido pasmoso comprobar cómo casi todos los personajes aceptaban sin protestar las caras de Dana Andrews, Humphry Bogart, Dick Bogarde, Walter Houston, James Cagney, Gene Tierney, Fred McMurray, y desde luego una Barbara Stanwyc muy muy jovencita interpretando a Virginia Wainscott, junto a Robert Mitchum en la piel del insensible Wes McMullan.
Si pudiera tomarme unas cañas con Javier Marías, le iría diciendo con qué actor he emparejado cada uno de sus personajes y estoy casi seguro de que coincidiría en más de un sesenta por ciento.
Muy bien traídos el intro y el epilogo. Uno contándonos cómo se cocinó el libro en París -impagable anécdota- por un joven bien acomodado que se exilaba a cama puesta pidiéndole casi permiso a los padres para ir a ver películas a la cinematheque fancesa; y el otro, jugosa reflexión sobre la literariedad de las novelas, a veces quizás rozando cierta autojustificación ante la crítica del momento, cuando maldita la falta que le hacía.
Lo cierto es que Marías me ha dado momentos inolvidables con Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí, y todas la almas. Ir a la fuente primera ha sido todo un placer por lo atípico y original de su debut.
viernes, 15 de abril de 2011
ASTRUD GILBERTO
You know that it would be untrue
You know that I would be a liar
If I was to say to you girl
We couldn't get much higher
Come on baby, light my fire
Come on baby, light my fire
Try to set the night on fire
Oh, the time to hesitate is through
There's no time to wallow in the mire
If I was to say to you
That our love becomes a funeral pyre
Come on baby, light my fire
Come on baby, light my fire
Try to set the night on fire
Yeah, yeah, yeah, yeah
Oh oh
Mmmm, yeah
Oh oh
Light my fire
Light my fire yeah yeah
Mmmm, yeah
The time to hesitate is through
There's no time to wallow in the mire
Try now we can only lose
And our love becomes a funeral pyre
Come on baby, light my fire
Come on baby, light my fire
Try to set the night on fire
Yeah
Come on baby light my fire
Come on baby light, light my fire
Light my fire, light my fire, light my fire
Whoa, yeah
Light, light, light, light, light, girl
All you've got to do is light my fire
You gotta light it girl
You gotta light it yeah
Light my fire, light my fire, light my fire,
Whoa, yeah
Light, light, light, light, light, girl, girl
You know that I would be a liar
If I was to say to you girl
We couldn't get much higher
Come on baby, light my fire
Come on baby, light my fire
Try to set the night on fire
Oh, the time to hesitate is through
There's no time to wallow in the mire
If I was to say to you
That our love becomes a funeral pyre
Come on baby, light my fire
Come on baby, light my fire
Try to set the night on fire
Yeah, yeah, yeah, yeah
Oh oh
Mmmm, yeah
Oh oh
Light my fire
Light my fire yeah yeah
Mmmm, yeah
The time to hesitate is through
There's no time to wallow in the mire
Try now we can only lose
And our love becomes a funeral pyre
Come on baby, light my fire
Come on baby, light my fire
Try to set the night on fire
Yeah
Come on baby light my fire
Come on baby light, light my fire
Light my fire, light my fire, light my fire
Whoa, yeah
Light, light, light, light, light, girl
All you've got to do is light my fire
You gotta light it girl
You gotta light it yeah
Light my fire, light my fire, light my fire,
Whoa, yeah
Light, light, light, light, light, girl, girl
El miércoles. 13 de Abril. Mi padre cumplió setenta y un años. Tan lejos de la tierra que le vio nacer y tan de acogida en ésta, y tan a gusto también en La Rioja. Esto es un homenaje que le hago a sus manos abruptas, a su pequeña cicatriz en la frente, a su forma de echarse el sombrero a la derecha, a la dedicación y adoración que mantuvo por su mujer hasta el cinco de diciembre del pasado año, a su firme compromiso de cambiar de coche cada cinco o seis años, a su tardía pero entregada afición a la lectura, a su mentalidad y actitud de ingeniero sin diploma, y a esos cafés tan negros que tantas veces compartimos.
Porque muchas veces me ha encendido el fuego. Y porque también Astrud Gilberto nació como él en mil novecientos cuarenta. Y porque me encanta esta versión de The Doors
lunes, 11 de abril de 2011
Mil Quecientos Ochenta y cuatro
El cine dentro del cine lo bordó nuestro gordito dilecto en La ventana Indiscreta. James Stewart nos ofrecía su mirada relativa para que la nuestra fuera una muñeca rusa que ofreciera un nuevo nivel en el acto de mirar lo que se desarrolla ante nuestros ojos.
La literatura dentro de la literatura ya está más que ensayada desde que Don Quijote, en 1615, hojeara una edición de sus aventuras de 1605.
Vargas Llosa nos presentó en la página menos uno de su Tia Julia, a Salvador Elizondo concentrado en su mantra "Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme que escribo. Etc..."
Vila Matas no es capaz de salir de ese ciclo vicioso de la letra dentro de la letra, y nos regala una y otra vez sus variaciones malabares de estos juegos endémicos.
Y Bolaño erige al fin su enorme monumento a la vida que es 2666, con este introito:
"La primera vez que Jean-Claude Pelletier leyó a Benno von Archimboldi fue en la navidad de 1980, en París, en donde cursaba estudios universitarios de literatura alemana, a la edad de 19 años. El libro en cuestión era D´Arsonval. El joven Pelletier ignoraba entonces que esa novela era parte de una trilogía (compuesta por El Jardín, de tema inglés, La máscara de cuero, de tema polaco, así como D´Arsonval era, evidentemente, de tema francés), pero esa ignorancia o ese vacío o esa negligencia bibliográfica, que sólo podía ser achacada a su extrema juventud, no restó un ápice del deslumbramiento y de la admiración que le produjo la novela."
Cómo no hacerse bolañista tras leer esto en cualquier librería. En breve tocará acometer la segunda lectura por cierto.
Pero ahora arroya como un tsunami (sí, ya sé que no es feliz símil) el nipón de Murakami con su 1Q84. Con su literatura encerrando más literatura; con otros libros dentro de su libro; con personajes unamunianos que están a punto de saberse personajes pindarellianos. "Quizás sea porque yo misma no existo" dice Aomame ya en el libro II. Y luego, haciéndose fuerte en la duda solipsista, se reafirma con "Y yo no vivo en un mundo de ficción".
Cómo no sucumbir ante el arriesgado órdago del editor Komatsu de cocinar -con la ayuda de su ghost writer Tengo- la obra definitiva que aún no había tenido la suerte de encontrar.
Y a partir de ahí vemos cómo empiezan a construirse los distintos planos de este edificio. Leemos una novela "1Q84" cuyos personajes reescriben otra novela "La Crisálida de Aire".
Al principio creí acertar al pensar que los capítulos impares de la historia de Aomame no eran sino las páginas de La Crisálida de Aire que Murakami alternaba con la historia principal de Tengo en los capítulos pares. Pero no. No. Porque la reescritura de la Crisálida... ha sido en realidad el catalizador que ha reavivado en Tengo sus ansias creadoras para escribir una novela totalmente suya donde manipular su pasado. Y esa novela es la que se sucede en la parte de Aomame de los capítulos impares. Esa sí. Sí.
A partir de ahí, las referencias entre las tres novelas se suceden, es decir, entre las dos novelas de la trama y la propia 1Q84. Se cruzan, diluyendo sus tabiques; rezumando las mismas anécdotas y antecedentes en las tres narraciones. Las lunas mellizas, la sinfonietta de Janacêk, la secta Vanguardia, la litel pipol...
Murakami te hace firmar desde la primera página (y esto ocurrió ya en mayor medida con Kafa en la Orilla) un contrato en el que te comprometes a deglutir totalmente todo lo que te ponga en el plato. Incluida la suculenta receta "manga" de la Little People.
Acabado el libro Uno, sin descanso, sin pausa, me zambullo ya en las sísmicas páginas del Dos. Pero avanzo moroso. con miedo a terminar demasiado pronto, a saber demasiado rápido si Aomame se dispara en la sien o en la boca tras el encargo de Madame. Degusto como en cámara lenta la imagen de Aomame vendándose los ojos para practicar, cual marine novato, el mecánico reflejo de meter una y otra vez el cargador de su HK4 tras tirar de la corredora hacia atrás y quitar el seguro.
Y todo este condumio, de lo más sabroso, flotando en la sopa de la sinfonietta de Janàcêk, de la Pasión según San Mateo o del Clave bien Temperado.
Sigo pues con el II.
Aún recuerdo con estremecimiento que compré el libro casualmente el mismo 11 de marzo no sabiendo aún nada de la tragedia.
jueves, 31 de marzo de 2011
SANDOR´S
En la red no está todo. Es mentira. Hay trazas de mi pasado que no han dejado huella. Cliqueo en el campo vacío SANDOR`S, discoteda Sandor`s, y no hay rastro de aquel templo en mitad de los olivos y de las eras de La Mancha.
Pagaba doscientas pesetas cada noche para dejarme acariciar por el cortinón de la entrada, y notar el aire fresco y acondicionado que ya me esperaba arremolinándose y agazapado en la oscuridad de la sala. El dinero escaseaba a los diecisiete así que el Erizo y yo nos independizábamos de la barra entrando ya entonados con unas Mahous y sus sendos chupitos de anises. Nunca he entrado en un burdel, pero apuesto que muchos cuentan con aquel aire de la Sandor´s, provinciano y global a un tiempo. Las luces de neón y las baldosas de colores psicodelizando mis saltos, su reservado de vagón trans-mesetiano, sus paredes de terciopelo rojo y aquellas musas clásicas de terracota satinada bajo las luces llenas del humo de nuestros fortunas. Todo eso quiero evocar y ver de nuevo. Una droga que me transporte unos minutos a aquel paraíso con aquellos amigos estivales y con aquella música que Mariano se traía de Londres para que nosotros la bailáramos en Alamillo.
Aquel disco lo ponía sólo para mí. Sólo yo me quedaba entregado en el cuadrado con los neones iluminándome el sudor a chorros. Sólo bailar, bailar. Bailar. Wishbone Ash no era cool, no tenía video clip que mostrar en la pantalla, al contrario que Men at work y su Down under, The Cure, o el I want to Get Free de Queen.. Just Testing era sólo guitarreo y lo evitaban. Aprovechaban para fumar, para salir al fresco de la calle, para mear, para besar, beber. Yo me enamoré de aquella canción: Living Proof. El mantra final con los coros repitiendo una y otra vez: I got to have proof y aquel solo de guitarra estirándose y estirándose haciéndome flotar con mi air guitar fuertemente asida, cosida, almada. Y Mariano, como no podía ser de otra manera, me regaló el disco la última noche, cuando le dije que hasta el próximo año y todo eso.
Con las guitarras gemelas (twin guitars) y el bajo de Turner en mi cabeza, la camisa chorreando y el pelo empapado en sudor, dejábamos Sandor´s camino a la carretera,para tumbarnos allí en el templado asfalto, mientras las fugaces se reían de nuestros deseos. Era el verano en el que yo escuchaba a Andy Latimer en Camel metido en el Renault 6 de mi padre así que todos echaban la siesta. Made in Japan de D.P. y Jimmy Hendrix. Era el verano de Miguel ríos y Luz Casal recorriendo los estadios de fútbol de toda España. La Orquesta Mondragón disfrazaba de Lobo feroz a Popotxo. Y yo leía El Túnel de Sábato y los Cronopios de Cortázar mientras me extasiaba con Ted Nugent y Judas Priest.
Me llevé a Bilbao JUST TESTING, el regalo de Mariano. Quizás es que se quería deshacer de el disco. Quizás fue que me apreciaba. Lo cierto es que nunca me ha abandonado esa pareja de guitarras, Powell y Turner. turner y Powell.
He elegido este directo, añejo como los recuerdos que se me caen esta noche. Un poco teñido de dulce patetismo, con la formación dispar en edad, los rifts bastante cambiados respecto a la versión de estudio del disco, y esos impagables bailarines (2,55") en la pista de baile, atemporales y dionisíacos.
Pagaba doscientas pesetas cada noche para dejarme acariciar por el cortinón de la entrada, y notar el aire fresco y acondicionado que ya me esperaba arremolinándose y agazapado en la oscuridad de la sala. El dinero escaseaba a los diecisiete así que el Erizo y yo nos independizábamos de la barra entrando ya entonados con unas Mahous y sus sendos chupitos de anises. Nunca he entrado en un burdel, pero apuesto que muchos cuentan con aquel aire de la Sandor´s, provinciano y global a un tiempo. Las luces de neón y las baldosas de colores psicodelizando mis saltos, su reservado de vagón trans-mesetiano, sus paredes de terciopelo rojo y aquellas musas clásicas de terracota satinada bajo las luces llenas del humo de nuestros fortunas. Todo eso quiero evocar y ver de nuevo. Una droga que me transporte unos minutos a aquel paraíso con aquellos amigos estivales y con aquella música que Mariano se traía de Londres para que nosotros la bailáramos en Alamillo.
Aquel disco lo ponía sólo para mí. Sólo yo me quedaba entregado en el cuadrado con los neones iluminándome el sudor a chorros. Sólo bailar, bailar. Bailar. Wishbone Ash no era cool, no tenía video clip que mostrar en la pantalla, al contrario que Men at work y su Down under, The Cure, o el I want to Get Free de Queen.. Just Testing era sólo guitarreo y lo evitaban. Aprovechaban para fumar, para salir al fresco de la calle, para mear, para besar, beber. Yo me enamoré de aquella canción: Living Proof. El mantra final con los coros repitiendo una y otra vez: I got to have proof y aquel solo de guitarra estirándose y estirándose haciéndome flotar con mi air guitar fuertemente asida, cosida, almada. Y Mariano, como no podía ser de otra manera, me regaló el disco la última noche, cuando le dije que hasta el próximo año y todo eso.
Con las guitarras gemelas (twin guitars) y el bajo de Turner en mi cabeza, la camisa chorreando y el pelo empapado en sudor, dejábamos Sandor´s camino a la carretera,para tumbarnos allí en el templado asfalto, mientras las fugaces se reían de nuestros deseos. Era el verano en el que yo escuchaba a Andy Latimer en Camel metido en el Renault 6 de mi padre así que todos echaban la siesta. Made in Japan de D.P. y Jimmy Hendrix. Era el verano de Miguel ríos y Luz Casal recorriendo los estadios de fútbol de toda España. La Orquesta Mondragón disfrazaba de Lobo feroz a Popotxo. Y yo leía El Túnel de Sábato y los Cronopios de Cortázar mientras me extasiaba con Ted Nugent y Judas Priest.
Me llevé a Bilbao JUST TESTING, el regalo de Mariano. Quizás es que se quería deshacer de el disco. Quizás fue que me apreciaba. Lo cierto es que nunca me ha abandonado esa pareja de guitarras, Powell y Turner. turner y Powell.
He elegido este directo, añejo como los recuerdos que se me caen esta noche. Un poco teñido de dulce patetismo, con la formación dispar en edad, los rifts bastante cambiados respecto a la versión de estudio del disco, y esos impagables bailarines (2,55") en la pista de baile, atemporales y dionisíacos.
jueves, 17 de marzo de 2011
CHANGING OF THE GUARDS
Extraño día. Al fin se disipa. He acabado revisitando viejos temas de Neil Young, Pink Floyd y ese Bob Dylan que cada día me gusta más. Todo antes de ir a la cama. Me voy con la noticia de que el consejo de las naciones unidas al fin da luz verde a una intervención en Libia. Parecía que el lejano Oriente había desviado la atención condenando a Bengasi a un hostigamiento hasta la ceniza. Aunque uno nunca sabe. No sabe si las acciones entrañan intereses viciados y manchados por la dependencia del crudo. Nos alegraremos empero. Sea como fuere, hay que limpiar la arena de ese decierto de escorpiones con estirpe.
El capítulo 4 de 1Q84 me ha encantado. todo apuntaba, o eso me parecía mí, a que Fukaeri y Aomame iban a ser la misma chica. Pero al final Aomame llega a su destino y lo que hace rompe toda la predecibilidad y me contenta . Murakami tiene una imaginación pasmosa. Por cierto qué significa sizigia. Nunca me había topado con esa palabra. El traductor también patina hasta romper los platos con un incertitudes donde se entiende incertidumbres.
Esta mañana me ha llamado Maite al móvil y me dice que el cuerpo que han encontrado flotando en un pantano de Azkoitia es de una chica que conocemos de Excaray. Antes ya había leído la noticia mientras tomaba el café en un bar. Sórdido y de trama negra. De ser un suicidio, cuántos estará ocasionando esta crisis. Los medios parecen tener un protocolo deontológico que les impide airear cifras. Mañana voy a Donosti y creo que al fin saldrá el sol.
Salud.
El capítulo 4 de 1Q84 me ha encantado. todo apuntaba, o eso me parecía mí, a que Fukaeri y Aomame iban a ser la misma chica. Pero al final Aomame llega a su destino y lo que hace rompe toda la predecibilidad y me contenta . Murakami tiene una imaginación pasmosa. Por cierto qué significa sizigia. Nunca me había topado con esa palabra. El traductor también patina hasta romper los platos con un incertitudes donde se entiende incertidumbres.
Esta mañana me ha llamado Maite al móvil y me dice que el cuerpo que han encontrado flotando en un pantano de Azkoitia es de una chica que conocemos de Excaray. Antes ya había leído la noticia mientras tomaba el café en un bar. Sórdido y de trama negra. De ser un suicidio, cuántos estará ocasionando esta crisis. Los medios parecen tener un protocolo deontológico que les impide airear cifras. Mañana voy a Donosti y creo que al fin saldrá el sol.
Salud.
lunes, 14 de marzo de 2011
NIPPON-KOKU
Esta vez la mujer del pescador ha tenido una pesadilla más que un sueño.
Lo que son las cosas, las casualidades austerianas. El mismo viernes 11, antes de conocer el terrible apocalipsis, compro 1Q84 de Murakami. Avido de meterme en sus casi mil páginas saboreo el tiempo salivando en la antesala a sentarme a su mesa. Pero antes de entrar y de conocer a AOMAME, a TENGO o a KOMATSU, se suceden las noticias y las imágenes de la tragedia.
La sensación de impotencia es inmensa, como las consecuencias que escupen las pantallas.
Seismo, tsunami, radiación, volcán...póker de ases que paraliza y destroza la partida.
El propio Murakami, como todos sus compatriotas, está familiarizado con los conceptos de seísmo y tsunami. En página 28 escribe
"Avanzaba arrasando todo, como un tsunami silencioso".
Sórdida premonición en la página 37:
"El horóscopo, que Tengo escribía al tuntún, tenía fama porque acertaba a menudo. Cuando escribió *tenga cuidado con el terremoto que va a haber por la mañana temprano* efectivamente hubo un gran terremoto a primera hora del día".
Por el título, esperaba que Murakami diera un giro al tono fantásticamente manga de "Kafka en la Orilla" y recreara un mundo orwelliano, tenso y límite; o trágico y pesimista como Kenzaburo Oé. Pero no. Me encuentro con una pseudo Alicia que accede al subsuelo bajando por unas escaleras de emergencia muy sugestivas y prometedoras, mientras una máxima rebota en su mente como un mantra "las apariencias engañan".
Ya en estos dos primeros capítulos que llevo, van sucediéndose algunas piezas musicales -como es marca de autor-: la sinfonietta de Janâcek, y Billy Jean de Michael Jackson. Y el tema de Tengo y de Komatsu, de literatura dentro de la literatura es de los que me ponen las pilas.
Me adentraré en 1Q84 con un profundo respeto y una sensación de solidaridad, limitada por la impotencia y la rabia. Empatía ante el albur de los amargos dados de la naturaleza.
Esta vez la ola de Hokusai se ha salido del lienzo quién sabe por qué.
sábado, 12 de marzo de 2011
TERRENCE MALICK
"Todo lo que sacrificaron por mí
se perdió
como el agua sobre la tierra.
Lo que yo podría haber dado
por amor...
pero ya es tarde.
Mi corazón habría muerto
lentamente."
Malick es un poco el Salinger del cine.
.
lunes, 7 de marzo de 2011
LIFE IS A LONG SONG
Vale que Martin Barre siempre ha sido el 49% de JT, pero el resto siempre ha estado a buen recaudo con este tipo tan majete. Y sin hacer la garza.
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