FRUITION JAZZ SOUND HOLE
No es que haya habido aclamación popular, desde luego que no. Abro el local porque yo quiero. Bueno, y porque tenía ya contratadas las actuaciones de esta noche. Antes de que acabe el año, me dijeron. Lo cierto es que no sé a qué tanta prisa pues ya sabéis que siempre traigo algún muerto, y no sé qué urgencias pueden andar teniendo al otro lado del muro. Pues como iba diciendo, que nadie me ha urgido a que abra la persiana de nuevo. Os bebisteis hasta el alcohol del botiquín, os dejé fumar, traje pinchos de inauguración, contraté a las camareras más lindas, me costó un Potosí traer a la Ferreiro (ahora que se la rifan en el Central y en el Bogui), y sólo el encomiable aliento y entusiasmo de Streaker me animaron a no abandonar la empresa. Y eso que al bueno de Streaker se le atragantan los compases en quinta sostenida, que es más que rockero a pesar del terno y la corbata. Y qué pasó con el bueno de Art Blakey? Es que queríais algo más purista? Ya os dije que no pudo ser traer ese día ni a Freddie Hubbard ni a Wayne Shorter.
Bueno, al toro. Abro las puertas del FRUITION JAZZ SOUND HALL again. Esta noche hay tres bandas en el cartel. Una dama nacional. Un negro inmortal. Y Eva Cassidy. El postre con Eva redimiría cualquier mantel, aunque bien es cierto que en el menú del Fruition no se precisa de redentor alguno. Eva es mi debilidad desde hace muchos años y su voz aún levanta escarpias en mis brazos.
Pero pasen. Los que estén. Disculpen el tono de derrota del principio. Me aplicaré e intentaré alejarme del ajedrez que me he traído. Llevo desde las siete jugándome una partida como Bogart en el Rick´s Café Americain con un pitillo humeante entre los dedos. He traído más marcas de ginebra. He descubierto hace poco la Seagrams y ya no bebo otra cosa. Todo sigue siendo gratis. A ver si así.
Abrimos boca pues con una guapísima canaria que está llenando todas las salas y festivales del país. Es posible que mísmamente el llenazo que estamos teniendo esta noche se deba a que se haya corrido la voz de su presencia hoy en FRUITION. Sí damas. Sí caballeros. Esther Ovejero. ESTHER OVEJERO.
Abrigadita. A la intemperie, como cuando asistimos al festival de Ezcaray y amenaza lluvia. Qué pena no tener la labia de Cifu para amenizar estos tiempos muertos. Qué os ha parecido. Ha merecido la pena, no? Temazo dedicado a Janis Joplin. Luego firmará autógrafos puesto que se quedará hasta el final para ver a la Cassidy. Esther es una tinerfeña, filóloga inglesa, y afincada desde hace muchos años en Barcelona, donde está más que introducida en los ambientes jazzísticos de la ciudad condal. Cuando hacía sus primeras incursiones musicales lo reforzaba haciendo de intérprete con los jazzmen que venían al festival de Jazz de Canarias. Así conoció a un sinfín de estrellas, entre las que destaca quizás Richard Bona, a quien le pasó una maqueta con sus cosillas. Más tarde el bajista colaboraría en el primer disco de la Ovejero “Rompiendo el silencio” arreglándole algunos temas y tocando el bajo. Impresionante, no? Como sabía que os sabría a poco he preparado este doblete. A disfrutar. Con la música y con el book. Golfetes.
Georgia on my mind. Y en directo, como a nosotros nos gusta. Georgia. Os viene Ray Charles a las meninges, lo sé.. Isn´t it???
Ok. Decimos adios a Esther. Benson la acompañará al piso de arriba para que se avíe y recomponga. Y prepárense simples mortales para colocar la trompeta de Lee Morgan justo bajo el diafragma, lo que comúnmente vamos diciendo las tripas.
Venido desde el sur de Manhattan, concretamente desde el mítico local SLUGS, donde a las 2:45 de la madrugada su chica le descerrajó un tiro en pleno corazón el 19 de febrero de 1972.
Sí, tengo una predilección por los Messengers, no puedo evitarlo. Ya les dije que muchas estrellas han pasado por la banda del baterista Art Blakey.
Y Morgan, a pesar de su corta vida, brilló con luz propia no sólo en la banda de Art, sino junto al mismísimo John Coltrane en su mítico álbum BLUE TRAIN, o bajo las enseñanzas de su maestro Dizzy Gillespie. También creó su propia banda para grabar para el sello Bue Note uno de los álbumes de jazz más vendidos en la historia de la discográfica THE SIDEWINDER.
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Verán que empieza con un piano tipo Hancock en Cantaloop, al que se sube tras lo primeros compases el Hard-bop swingueado de Joe Henderson (Sax Tenor) y el propio Lee. Es un tema para crear afición, no lo duden, al igual que lo fue Moanin´. Quítenle el respeto al jazz, que está aquí para hacerles el amor mientras echan un poquito más de whisky a esos hielos. Pinchen y pónganse un vasito o dos. Please.
Verán que empieza con un piano tipo Hancock en Cantaloop, al que se sube tras lo primeros compases el Hard-bop swingueado de Joe Henderson (Sax Tenor) y el propio Lee. Es un tema para crear afición, no lo duden, al igual que lo fue Moanin´. Quítenle el respeto al jazz, que está aquí para hacerles el amor mientras echan un poquito más de whisky a esos hielos. Pinchen y pónganse un vasito o dos. Please.
Y lo del deceso, pues sí. Fue así, amigos. En un local como podría muy bien ser este mismo. Helen More, entró en el Club en pleno bolo, y entre pieza y pieza se lo llevó a la barra donde le montó una trifulca de muy señor mío. Helen se fue y Lee volvió al escenario a seguir cumpliendo con el público neoyorquino de aquella noche. A la media hora la bella volvió con un hierro en la mano y le abrió el pecho con una bala interrumpiendo el que sería el último tema de Lee Morgan. Sólo tenía 33 años.
Y ahora, para culminar esta gran velada, tenemos el placer de convocar al espíritu, la imagen y la voz de la sensacional Eva Cassidy. Para aquellos que no la conozcáis: sentíos envidiados, porque vais a sufrir un desgarro emocional y a descubrir algo que estábais lejos de llegar a pensar pudiera existir. Eva es una intérprete con una voz tan personal y prodigiosa que todas las versiones que grabó de temas archiconocidos las perfecciona, las engrandece y las hace suyas hasta el punto de olvidarnos del tema original. La casualidad hace que os tenga que contar que Eva murió también a la edad de 33 años. A principios de 1996 le diagnosticaron un cáncer que le segó la vida en pocos meses. Fulminante. Desde entonces, su carrera a título póstumo fue meteórica hasta llegar a copar los números unos de radios inglesas y americanas. Apenas conocida en los locales de su Washington natal, desde su muerte se ha abierto un hueco en el corazón de los amantes de la buena música.
Imágenes desvaidas, sin color, como para mitigar la palidez quizás de los últimos momentos de esta voz incontestable. Espero que os guste haberla descubierto en este humilde local que es el vuestro. Os quiero.
Ah! Y feliz Navijazz
Ah! Y feliz Navijazz